Organización popular para superar la crisis

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La persistencia de parte de este gobierno de una conducta errática, que se ha negado a enfrentar la pandemia del covid-19 utilizando los medios y recursos del Estado disponibles para este tipo de situaciones, tiene como consecuencia un incremento significativo tanto en la cantidad de contagiados como en la letalidad de los mismos, en una tendencia que no se revertirá, salvo que se adopten drásticas medidas en las políticas públicas de salud.

El gobierno parece atrapado en un cepo que ellos mismos construyeron, ya que ha evitado aplicar las medidas sanitarias destinadas primero a paliar para luego superar esta pandemia en el más breve plazo, optando por pretender dar la sensación de normal funcionamiento, especialmente en lo que a actividad económica se refiere. En esa acción engañosa, pierde la batalla en ambos frentes, con consecuencias funestas para millones de chilenos, en particular, los más desprotegidos. No podemos dejar de analizar las últimas cifras de contagios y fallecidos informadas en estos días; los mayores desde la llegada de la pandemia a nuestro país.

El adoptar las necesarias medidas de salud pública significa implementar un plan de políticas sociales, que si bien es cierto tienen un costo considerable, son las únicas eficaces para evitar la pérdida de más vidas y también, y no es contrasentido, para estar en condiciones de reactivar la economía en un tiempo menor. Eso no se logra con las dos escuálidas propuestas gubernamentales de medidas de mitigación de los problemas sociales originados por la pandemia. A modo de ejemplo, cuando el gobierno en su último publicitado "paquete económico", destina US$ 2.000 millones (dos mil millones de dólares, menos del 1% del PIB) para entregar un subsidio a dos millones seiscientos mil trabajadores independientes (léase desregulados, sin previsión ni derechos sociales garantizados) por un periodo de 3 meses, está hablando de entregar poco más de $200.000 mensual por trabajador, cuando el gasto calculado para una familia tipo es superior a los $400.000, o sea, les castiga a una infra supervivencia, pero además, desconoce la existencia de otro gran segmento de trabajadores que tienen la misma condición bajo diferentes formas(una parte significativa de los "emprendimientos familiares" por ejemplo).

Los tiempos de pandemia han sido también históricamente períodos en los cuales la fragilidad ética va unida a destornilladas conductas. Es una manera en que se puede leer la reincidencia del señor Piñera en provocar a la mayoría de los chilenos haciendo simbólica retoma de los espacios emblemáticos en los cuales el movimiento popular se expresó; o la sentencia en segunda instancia de una sala de la corte de apelaciones de Santiago que rebaja penas o absuelve a criminales responsables de la detención, desaparición y asesinato de diecisiete militantes comunistas el año 1976 o en otro plano, la inexcusable conducta de parlamentarios que se dicen de oposición al no respetar un acuerdo y posibilitar de esta manera que la derecha asuma la presidencia de la Cámara, facilitando en el espacio naturalmente más favorable al gobierno, el desarrollo de sus políticas. La otra lectura es entender estos hechos como la reacción de los reaccionarios de derecha que, en diferentes planos, percibiendo que la actual crisis sanitaria tendrá repercusiones políticas, buscan en este tiempo recuperar posiciones, para enfrentar el período post-crisis, tal cual lo hacen por ejemplo los alcaldes de derecha

Si algo modificó sustantivamente el estallido social que comenzó el 18/O, fue la certeza de ser la movilización popular quien generó las condiciones para un cambio profundo del sistema socio-económico impuesto hace 40 años. No fueron mayorías parlamentarias ni líderes iluminados. La extraviada conducta de much@s de ell@s podría explicarse por su miope egocentrismo que les lleva a no resignarse a ser sólo parte del movimiento. Ya vendrá el tiempo de los liderazgos reales. En estos momentos el pueblo debe fortalecer sus diversas formas de organización como una manera de auto cuidarse, incentivando la solidaridad como un ejercicio del movimiento mismo ajeno a todo paternalismo. Junto a eso, mantener una actitud vigilante del actuar de las autoridades, proclives como lo son a utilizar la necesidad de los carenciados para generar redes asistencialistas que luego utilizan con fines políticos. Una orgánica popular solidaria, vigilante, articuladora de las demandas populares, debería estar estructurada en primer lugar por un movimiento sindical con un claro sentido de independencia de clase, por un movimiento de mujeres que siendo feminista sea capaz de ampliarse convocando orgánicamente por ejemplo a las miles de mujeres que en estos días ejercen como "cuidadoras" o a aquellas que sufren hoy más nítidamente la violencia intrafamiliar, por jóvenes capaces de superar la ideología individualista en la cual han crecido. Logrado eso, el pueblo adaptará la movilización a las condiciones que enfrenta y pasada esta crisis sanitaria, tendrá claro que la meta es superar este neoliberalismo ramplón y que el primer paso para ello es aprobar tener una nueva constitución.-

Gabriel Rojas Oyarce
Contador Auditor
Dirigente PC San Fernando

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