Hay acuerdo transversal sobre la necesidad de retomar la presencialidad en los colegios y jardines infantiles este 2022. Pero también surge el desafío de cómo incorporamos todo lo aprendido en pandemia para mantenerlo en el tiempo.
Muchas comunidades educativas demostraron una capacidad de innovar excepcional, con cambios que debemos mantener. Uno es seguir potenciando el aprendizaje socioemocional. Primero porque no sabemos cómo sigue la pandemia, pero sobre todo porque la evidencia muestra que trabajar de forma integrada el aprendizaje académico y el socioemocional ayuda a la retención escolar y a que los estudiantes estén más preparados para enfrentar escenarios cambiantes.
Por otra parte, las escuelas lograron adaptarse y diseñar estrategias novedosas que pueden ayudar a otras escuelas, por ejemplo, a través de comunidades de aprendizajes. Una ventaja de lo virtual que hay que seguir aprovechando es que nos permite conectar territorios y contextos muy diversos.
La pandemia también aceleró el uso de la tecnología para el aprendizaje. Y si bien el desafío es avanzar en el acceso para todas las comunidades educativas, no puede faltar el entregar todas las herramientas necesarias para que los docentes y educadoras puedan incorporarlas efectivamente a su quehacer.
Ante el inicio de un tercer año escolar en pandemia, también sabemos que la recuperación de aprendizajes es prioritaria. Y en este proceso, las familias deben involucrarse. Durante la pandemia, los apoderados han cobrado un papel más protagónico y eso es un buen pie para seguir fortaleciendo ese vínculo.
Por último, si hay algo que la pandemia dejó en evidencia es que en el sistema educativo existe la voluntad y la necesidad de ser más flexible y adelantarse a los cambios en vez de sortearlos de cara al futuro. Hoy estamos en un escenario un poco menos incierto, y si a eso le sumamos que los docentes y educadoras están ávidos de contar con oportunidades concretas para mejorar su ejercicio, generar espacios formales para innovar dentro de las comunidades educativas es un desafío que sin duda vale la pena impulsar.
Bernardita Yuraszeck
Directora Ejecutiva de la Fundación Impulso Docente