Una despedida en un mundo evangélico

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Una Fe a toda prueba

Nos aprestamos a esperar la comitiva de familiares y amigos de la hermana Hortencia Contreras Ramírez, de 67 años, fallecida de una repentina enfermedad, que la puso a toda prueba.

La procesión, que acogía a numerosas personas se realizó con cantos y música alegre, llamando la atención de las personas de paso por el camposanto, de tal modo, que muchas se unieran a la procesión. Para la familia evangélica, el encuentro de la señora Hortencia con Jesús, era un motivo de extraordinaria alegría; dejando atrás la esclavitud de las malas vibras, de los temores, que alguna vez nos ataron; nada que temer, ahora y nunca, ya que somos hijos de Dios, y eso nos hace libres. A pesar de la alocución del Pastor, en algún momento, se le quebró la palabra al recordar a la hermana Hortencia, su compañerismo, participación y su hermosa voz en los cánticos de la Iglesia.

Pastor Pedro Baccio

Me tocó conocer y tratar al Pastor Pedro Baccio, con un historial en su Ministerio Pastiral de Chimbarongo, por más de 40 años; iniciado a fines de la década de los 50. Aquejado de dolencias propias de un adulto mayor, incluyendo cardíacas; rechazaba todo tipo de analgesia, a lo que me contestaba, que ese dolor, lo ofrecía como una ofrenda a Dios, para la salvación de sus hermanos.

Una vez que quise conocer Las Sierras de Bellavista; conocido lugar pre/cordillerano, en aquel tiempo de difícil acceso; por las malas condiciones del camino, tortuoso y con mucha pendiente. Ya bien adentrado, me encuentro con un auto estacionado, que bloqueaba el camino. Yo que venía con toda mi familia, me bajé a prestar algún tipo de ayuda, y no podía creer que del auto se bajó el Pastor Baccio, que con gran alegría y sinceridad, me decía a viva voz: “A usted doctor me lo envió el Señor “, sus Ángeles lo guiaron“.

Afortunadamente mi familia fue muy comprensiva y logramos socorrerlo, debiendo en un ir y venir, tanto a las Sierras, como San Fernando para reparar el vehículo en panne.

Familia de Dios,Una enseñanza perfecta

Para el mundo católico del Papa Francisco, y los hermanos evangélicos debiera ser una sola familia, y aprender aquello maravilloso, de que el morir, como nos enseñó el Pastor, en su despedida de la hermana Hortencia, es una etapa de transición hacia una felicidad verdadera, junto a Jesús Salvador. El catolicismo tradicional, frente a una pérdida humana, trae consigo una depresión reactiva, que puede ser duradera y traer incluso, consecuencias médicas. En cambio, en la cultura evangélica, se salta esa etapa de depresión, de angustia, que nubla nuestros pensamientos; Ellos reafirman ser libres, en todo sentido; no permitiendo ser esclavos, de emociones, o experiencias mal vividas.

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