¿Quién es responsable por la delincuencia?

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Es innegable que en los últimos años hay un aumento en la violencia cuando se comete un delito, y eso no puede sino, generar miedo a la población, lo que es más que razonable, todos los que hemos sido víctimas de algún delito lo tenemos.

Sin embargo, cabe preguntarse si es razonable y adecuado que la gente no sólo tenga miedo, sino que pánico, terror y desesperación por la posibilidad de ser víctima de un delito violento.

Es difícil que hoy en día se pueda dar una respuesta certera a ello, porque el énfasis está puesto en buscar a los responsables o chivos expiatorios de ello; que normalmente suelen ser, los propios delincuentes, los defensores públicos, los jueces, entre otros.

Respecto de los propios delincuentes, se puede escuchar (como regla general) que es gente que no ha aprovechado la "grandeza de oportunidades de este país" y que, como dijo un conocido periodista de matinales esta semana, "no se puede poner un cuchillo en el cuello a alguien y después alegar que es culpa del sistema".

Se dice fuertemente, que a esa gente hay que sacarla de circulación. Bueno, sería útil, que alguien le dijera a ese periodista, a varios más y a todo el mundo; que una persona, que hace algo así, (le pone un cuchillo en el cuello a otro para robarle) con una investigación sólo semidecente de las policías, está preso.

El caso que se vende, de aquel que comete un asalto armado, que las policías detuvieron respetando las leyes, con las pruebas necesarias; y se va para su casa después de una audiencia haciendo girar la puerta, NO EXISTE. En Chile se encarcela más que en cualquier lugar de la región y la principal crítica a ojos internacionales de nuestro sistema, es el exceso de utilización de la prisión preventiva y lo poco que cumplimos con obligaciones internacionales en materia de Derechos Humanos, por lo cual además hemos sido condenados como país por la Corte Interamericana al pago de millonarias indemnizaciones.

Es muy cierto que la delincuencia es tema de muchísima preocupación, probablemente lo más relevante hoy en día; y hay mucho camino que recorrer, mucho trabajo que hacer; las policías necesitan mejorar y volver a tener la credibilidad que alguna vez tuvieron; varios fiscales necesitan utilizar mejor la cantidad no despreciable de recursos con los que cuentan y encontrar la apreciada autocrítica que en ellos escasamente se encuentra; muchos defensores deben ser más prolijos y menos mecánicos en su función y muchos jueces debemos estar más académicamente preparados, ser más independientes y que no tener miedo, sobre todo cuando hay que tomar decisiones que pueden parecer impopulares.

Sin embargo, lo ya dicho, siempre es bueno aclarar ciertos puntos; como ya expresé, hay mucha delincuencia, mucho más violenta que antes, no nos podemos tapar los ojos; PERO cuando una persona es detenida por un delito grave y violento, en el 90% de los casos es sometido a prisión preventiva. Entonces, ¿qué problema tenemos? ¿en qué hay que avanzar?; sabemos que pese a los esfuerzos, la policía logra detener a menos del 10 % de las personas que cometen delitos en flagrancia o in fraganti; las investigaciones de delitos de mayor connotación para la población (no para la televisión) suelen tardar muchas veces más de un año cuando el supuesto delincuente está preso, las diligencias no tienen los resultados esperados o son defectuosas por variadas razones; y por su parte, en demasiadas ocasiones las víctimas pierden la paciencia tratando que se les informe cómo va la investigación o yendo a innumerables audiencias donde no pasa nada; todo ello puede llevar a que, aunque tengamos muchas ganas, simplemente no se pueda condenar.  

Existen normas y derechos que respetar; que tienen su razón de ser y que cualquiera que estuviese en el banquillo de los acusados; usted o yo; ya sea porque "alguien" dice que amenazó al vecino, que golpeó a su pareja o que emitió boletas ideológicamente falsas; imploraría que se les respetaran, y eso no significa que se "proteja" a los delincuentes por sobre las víctimas, sino todo lo contrario, con esas normas se proteje al "no delincuente", al que no hizo nada y que no debe ser injusta o ilegalmente condenado.

Con todo este escueto análisis, claramente no podemos encontrar al culpable de la delincuencia, pero parece ser que nos permite acercarnos a encontrar a los responsables del pánico de la población; aquellos que han instalado la sensación de impunidad, pero que son los mismos que se escandalizan porque vecinos matan a otro pensando que era delincuente; los mismos que indirectamente envían el mensaje al delincuente para que actúe porque no les pasará nada, ya que "la justicia no funciona"; los mismos que han hecho que mi vecina le tenga miedo a ser víctima de un portonazo, sin perjuicio de no tener ni auto ni portón.

Héctor Benavides Silva, Juez Penal

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