Erasmo Quinteros Maya: una vida entre helados

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Cuenta la leyenda que los helados se crearon en Chinahace 4.000 años como una suave crema a base de arroz, especias, hielo compactado y leche. Otros, sostienen que los antiguos romanos son sus inventores, para lo cual utilizaban nieve, frutas y miel. Más allá de las controversias históricas, Erasmo Quinteros revive una tradición que heredó de su padre y que ahora cobra vida en la Heladería y Cafetería D' Colchagua, ubicada en la Clínica Imagen Salud.

¿Cómo nació este amor por los helados?
Cuando yo nací, en 1954, mi padre Erasmo y su hermano Guillermo ya tenían la heladería Bristol, que además funcionaba como restaurante y fuente de soda. Se ubicaba en O'Higgins. Ahí paraban los buses interurbanos y rurales. Los que venían de Santiago y los que iban a Santa Cruz, a Lolol, a Chépica y Curicó.

¿Podríamos decir que nació entre los helados?
Literalmente. Nací entre helados, crecí entre helados, toda mi vida ha girado en torno a los helados. Me crie con los maestros heladeros y mi padre, que también hacía helados, en tanto, mi madre, atendía la cafetería. Aprendí el oficio desde muy pequeño. Trabajé con ellos en la fábrica de helados. Comencé envolviendo chupetes a los que había que colocarles un palito e introducirlos en una bolsita de papel. Era un tiempo en el que la heladería no estaba tan masificada como hoy en día.

¿Cómo nació el Bristol?
Erasmo Quinteros, mi padre, comenzó con su hermano Guillermo. Ellos abrieron el local en 1948. En San Fernando había solamente un negocio que vendía helados y que era de don Eugenio Castell. A mi papá y a mi tío se les ocurrió que también deberían vender helados. Este último se fue a Santiago, donde aprendió con un señor belga que tenía una heladería. Después trajo toda la técnica a San Fernando.

¿Qué tipo de personas llegaba al Bristol?
Al Bristol venía mucha gente a buscar helados, algunos se los llevaban al campo, otros los vendían en el estadio, otros tenían locales y los revendían. Asimismo, había personas que los vendían en sus casas. Los helados masificaron el negocio que también era restaurante y fuente de soda.

¿Cuál es el secreto para fabricar un buen helado?
El secreto para fabricar un buen helado es tener buenos productos para que se conserven y queden cremosos. Además, hay que elegir buenas frutas y una leche de calidad. En cuanto a las maquinarias para fabricar los helados los italianos llevan la batuta, y acá en Latinoamérica, la llevan los argentinos, quienes fabrican buenas máquinas y producen helados de calidad.

¿En qué se diferencia un helado industrial de uno artesanal?
Las grandes compañías fabrican un producto masivo, lo que conlleva abaratar costos, por lo que en vez de leche utilizan suero de leche que es más barato, además de otros ingredientes que le dan la consistencia, pero no son artesanales como los que fabricaba mi padre y los que hago yo, que se basan en la leche, frutas y azúcar.

¿Cómo se fabricaban antaño los helados?
Cuando yo era chico mi papá hacía los helados de paleta en una batea mezclando y mezclando. Era una especie de cajón con un serpentín que enfriaba un calcio, donde iba montado una olla de acero que iba dando vueltas, por lo que había que revolver la mezcla con una paleta de madera de acacio. En la actualidad, no se permite trabajar de esa manera por higiene, por lo que las mezclas tienen que tener el menor contacto posible con el ambiente.

¿Alguna anécdota que contar?
Anécdotas y experiencias hay muchas. Pero, aún recuerdo esos viajes que hacíamos con mi padre a la cordillera cuando yo era niño. Echábamos un poco de leche condensada con harina tostada y la mezclábamos en un hoyito que hacíamos en la nieve, fabricando de esta forma un helado.

En cuanto a los sabores. ¿Cuáles la llevan?
Los sabores tradicionales son la frutilla, el plátano, la vainilla, el coco, la piña, la canela y la chirimoya. Eso son los sabores que llevan la batuta. En la actualidad se hacen helados de cualquier cosa como de palta, de ají cacho de cabra, de merquén. Por lo general, los sabores más extraños son agridulces, pero de esos helados se venden uno por diez de los tradicionales. Sin embargo, los reyes indiscutidos de los helados son la frutilla y la piña. Actualmente, hago las mismas recetas del año 1948, por eso, el público mayor vuelve a probar los antiguos helados del Bristol. Si bien por cosas de familia mi hermano se quedó con el nombre del Bristol, yo conservo la tradición.

¿Cómo se llama y con quien trabaja en su local?
El negocio se llama "Heladería y Cafetería D' Colchagua". Acá no sólo vendemos helados, sino que además café en grano, sándwiches, té y pasteles. Mi brazo derecho es mi hija Macarena Quinteros, quien ha sido un gran soporte. Ella es ingeniera en Administración Hotelera y siempre le ha gustado el rubro. Ya llevamos siete años juntos en los helados y no nos ha ido mal, teniendo la aceptación del público que ha retomado esta tradición que se ha traspasado de generación en generación./

Heladería y Cafetería D' Colchagua
Carampangue 492 esquina de Quechereguas
De lunes a sábado de 09.00 a 22.00 horas.

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