Volver a clases con pandemia

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La vuelta a clases el 1 de marzo de 2021 estuvo marcada por polémicas entre los distintos actores del ámbito de la educación, tanto en lo sanitario, como en la improvisación que parece haber desde el gobierno, que ante su incapacidad de dar respuestas adecuadas a la situación, deja que cada actor haga lo que quiera o pueda, declarando que el retorno a clases sea "voluntario, gradual, flexible y seguro". Mientras la brecha entre la educación para la minoría rica y la educación para el resto de la población sigue ahondándose.

Durante los últimos días y semanas se ha polemizado en diversos medios y por diversos actores respecto de la conveniencia o no, de un regreso a clases presenciales en los distintos niveles de nuestro sistema educacional.

Las opiniones van desde la insistencia permanente -que a veces se siente majadera-, del ministerio de Educación que desde 2020 viene realizado intentos poco exitosos para una vuelta a clases presenciales hasta las declaraciones de la dirigencia del Colegio de Profesores que exige garantías y medidas para cautelar la seguridad sanitaria de alumnos, profesores, asistentes de la educación y en general a todos los que participan en el proceso educativo, lo que por cierto incluye y afecta a los grupos familiares de quienes asistan a los diversos centros educativos.

El tema es de la máxima importancia, afecta el presente y el futuro de los y las niñas, jóvenes que están formándose que necesitan y tienen derecho a recibir una educación adecuada y también un espacio de socialización para su desarrollo personal. Por otro lado la participación en clases presenciales también puede afectar la salud de quienes asistan a colegios, institutos y liceos y sus grupos familiares cercanos.

Las clases durante el 2020 se desarrollaron de manera telemática, a nuestro entender sin suficiente coordinación ni directrices de parte del gobierno, ni su ministerio de educación, ni de nuestro municipio y su sistema de educación comunal, sin una preocupación efectiva respecto del acceso de alumnos y educadores a medios tecnológicos -computadores, programas, conexiones a internet adecuadas entre otros elementos necesarios para una adecuada educación en esta modalidad-, sin capacitación para la aplicación de esta nueva forma de educación, sin una preocupación de cuanto es lo que efectivamente están aprendiendo quienes están recibiendo las clases telemática entre otras falencias.

Muchas de estas realidades pueden ser naturales en etapas iniciales de cualquier proceso de implementación, pero es obligación de la autoridad de gobierno encargada de la educación, hacerse cargo de minimizar los efectos adversos y solucionar los problemas que este proceso presente. Llama la atención y preocupa que las falencias que se han presentado acrecientan la desigualdad e injusticia en el acceso a la educación, ahondan la llamada brecha educacional entre: los colegios pagados para la élite rica del país, donde se accede a una educación de primera calidad que prepara adecuadamente para que quienes puedan pagar tengan exitosas carreras profesionales y, por otro lado, la educación pública donde la mayoría de la población educa a sus hijos en condiciones mucho menos favorables y adecuadas.

La necesidad de aislamiento social que ha generado la pandemia de Covid 19, ha puesto de relieve la necesidad y la importancia que han cobrado las distintas actividades realizadas a través de medios digitales, desde la comunicación por redes sociales, o aplicaciones de mensajería, hasta la realización de trámites vía web o trabajo telemático, hacen del desarrollo de un nivel adecuado de destrezas y conocimientos en este ámbito, una necesidad para todas las personas independiente de su edad y situación actual, esto es más importante aún para aquellos jóvenes que están en proceso de formación y definirá de manera relevante su acceso a oportunidades para desarrollar una vida plena de acuerdo a sus intereses y capacidades. Esto es tan relevante que ya en la actualidad quienes no tienen estos conocimientos están condenados a una suerte de analfabetismo que les impide realizar innumerables actividades como trámites, aprovechar oportunidades de trabajo, educación, esparcimiento, conseguir conocimientos, comunicarse a distancia entre otras muchas actividades. Hay aquí una gran oportunidad de mejorar la educación de los chilenos si este tema se trata con diligencia y equidad social.

Hoy la vuelta a clases ha estado marcada por desconfianza de varios de los actores relevantes en este tema, generada fundamentalmente por las improvisaciones y falta de diálogo con los distintos gremios y comunidades del ámbito de la educación; actitud que ha mostrado durante todo el periodo el ministerio y en definitiva el gobierno de derecha que hoy nos rige. La declaración de Piñera planteando que el retorno a clases a partir del 1 de marzo de 2021 sea "voluntario, gradual, flexible y seguro" no garantiza que sea ordenado, que efectivamente se ha trabajado adecuadamente en que haya condiciones de seguridad sanitaria en todos los colegios para evitar los contagios, en que efectivamente se llegará de manera justa e igualitaria a todos los jóvenes que deben educarse con los medios necesarios para que los aprendizajes sean efectivos (tanto tecnológicos como presenciales) y que no se seguirá acrecentando la injusta brecha educacional existente entre los ricos que pagan una educación de privilegio y el resto de la población que accede a una educación que lamentablemente obtiene resultados inferiores y entrega menores oportunidades de desarrollo a la población de más bajos ingresos.

La educación de nuestros jóvenes es demasiado importante, la inequidad en el acceso a ella genera luego diferencias en el acceso a mejores trabajos y oportunidades de desarrollo personal. Nos queda la sensación de que nuestros gobernantes actuales improvisan y solo se preocupan de perpetuar los privilegios de la minoría más rica sin ocuparse de las injusticias existentes.

Gabriel Rojas Oyarce
Contador Público y Auditor
Candidato a Alcalde comuna de San Fernando

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