Reflexiones de Semana Santa: Corrupción

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No hay lugar a dudas que en las últimas décadas la corrupción en distintos estamentos gubernamentales, y en muchos de los que detentan el poder político y económico se ha hecho evidente y nos ha golpeado duramente. Es indignante la impunidad en que muchos se mueven y surgen a costa de el esfuerzo de otros robando, timando, usurpando.

Todo esto es innegable y triste. Sin embargo, creo que la sociedad común y corriente, nosotros, los "de a pie" muchas veces pasamos por alto algo que se hace notar. Criticamos y muy justamente lo que los poderosos y corruptos hacen en la impunidad; pero ¿nos damos cuenta que la corrupción es transversal?; que la infamia, los actos sin vergüenzas y descarados están a la orden del día en todas las familias (inclusive hasta "en las mejores familias") no importa su origen.

Sólo unos ejemplos: ¿cuántos en el día a día evaden el pago de sus pasajes en la locomoción colectiva? (especialmente en Santiago); eso es CORRUPCIÓN y ROBO del mismo modo que lo hacen grandes y poderosos corruptos. Otros (también de forma legal, "todo legal" como lo expresa el título de un reciente libro de los autores Carlos Tromben e Ignacio Schiappacasse) se separan en su matrimonio legalmente para obtener beneficios en su familia.     Así también "legalmente" se emiten boletas de servicio (obviamente sin prestar servicio) para garantizar cierto ingreso y optar a crédito. O al revés; solicito que mi contrato ("legal por cierto") sea por menos de lo que realmente percibo para tener beneficios del estado. Y así, quizá, puedan aparecer otras tantas cosas "legales" pero en el fondo, como lo hacen lo poderosos y corruptos, muchos otros corruptos, pero con muy poco o nada de poder practican (en otra escala) las mismas fechorías. Entonces, podemos observar que somos una sociedad muy hipócrita.

Nos es fácil ver la "paja" y muy abundante por lo demás, en el ojo de los poderosos y corruptos, pero no podemos ver la "viga" en nuestros propios ojos. Eso no significa que no debamos denunciar y procurar ir limpiando tanta basura. Pero la sensación es que la basura está "allá" con "esos que tienen el poder". Pero tristemente no es así.

La miseria y corrupción está más cerca de lo que creemos. No podemos ser ilusos pensando que si se acaba la corrupción en las esferas políticas y económicas todo estará mejor. Es sólo algo de sentido común. Son muchos más los corruptos "comunes y corrientes" que los pocos que detentan el poder y se corrompen. Cifrar nuestras energías en buscar que la corrupción en los altos niveles sea extirpada y pensar que eso hará que nuestra sociedad y país mejore sustancialmente, creo que es un engaño. Eso debe suceder "arriba y abajo", transversalmente. ¿Qué tiene que ver semana santa con esto? Mucho, ya que sabemos que no será plena la justicia y restauración de la humanidad hasta que Cristo venga a consumar su Reino. Su Reino (sí con mayúscula) por que Él es el Rey de reyes y Señor de señores, su Reino fue inaugurado cuando tomó forma de "siervo"; forma de hombre y milagrosamente conservando su naturaleza divina. Este Rey, Cristo Jesús, vino al mundo primero a reconciliar al hombre con Dios y, en segundo término, a que fuese posible la reconciliación entre hombre y hombre.

El mundo está lleno de corrupción, maldad y miseria sólo por la responsabilidad de la raza humana, por su propio pecado y maldad. Jesús entró en Jerusalén y lloró por ella. Lloró justamente porque estaba cegada como el mundo de hoy está cegado a esta realidad. "Ya cerca de la ciudad, Jesús lloró al verla, y dijo: "¡Ah, si por lo menos hoy pudieras saber lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos." (Evangelio de Lucas 19:41-42).

Justamente la paz de Dios es lo que necesita el mundo. Esa paz implica la reconciliación de Dios con el hombre por medio de Cristo. Es el evangelio de Cristo Jesús, Cristo mismo la única esperanza para el mundo de hoy y siempre. Recordemos la Escritura cuando nos advierte: "Por eso, como dice el Espíritu Santo: "Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan su corazón" (Hebreos 3:7-8)

Jean Jacques David V.
Pastor Iglesia Presbiteriana de Chile (RRPP Unidad de Pastores San Fernando)

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