Por Víctor León Donoso
El incendio del viernes 18 de febrero no lo olvidaremos nunca quienes somos parte de San Fernando, más aún quienes hemos vivido en el Barrio San Martín. Las imágenes de las llamas abrazando la barraca y las casas fueron sacadas de la peor pesadilla. Pero su historia de barrio está construida en el sacrificio de sus habitantes, la cohesión social que se desarrolla, pero también en la precariedad y la tragedia, propio de los barrios destinados para las clases populares.
La San Martín fue el primer barrio obrero de la ciudad, emplazada en los terrenos del sector oriente del pueblo, "pasando la línea", en los terrenos del Fundo La Encina de propiedad de la familia Schneider.
En julio de 1913 aparecer los primeros anuncios de la nueva población en la prensa sanfernandina, donde se ofrecían pequeños terrenos para la construcción de viviendas, en especial para gente pobre, quienes debían ahorrar 5 pesos semanales. El periódico La Opinión escribía: "Días atrás visitamos la nueva población que muy pronto se levantará al sur oriente de la Estación de los ferrocarriles, en los fértiles terrenos que fueron de don Teodoro Schneider. Brillante es la oportunidad que se presenta a los obreros, y más que todos a los de la estación, para adquirir sitios en primera agua, muy higiénicos y con un porvenir indiscutible. Con el sistema de sorteos, que ofrece al trabajador un pedazo de suelo donde ubicar su vivienda, sin muchos sacrificios, veremos en tiempo no muy lejano, al pobre, libre del pago de subidos arriendos a que se ve hoy obligado".
El naciente barrio se fue poblando de familias tanto de San Fernando como de sectores de la costa. Ya en los primeros años la prensa evidenciaba la precariedad del sector, indicando que sus casas eran insalubres y no respetaban la Ley de Habitaciones Obreras de 1906. Lo anterior, provoco la inspección del barrio por parte de las autoridades, y se comprometen a fines de 1917 a la mejora de sus avenidas, veredas y acequias. Además de la colocación de cuatro focos de alumbrado público, pidiendo a la alcaldía que se incluya en el radio urbano para recibir beneficios municipales.
Durante la primera mitad del siglo XX, el barrio San Martín era de los más afectados por las distintas inundaciones, ya la prensa en 1914 indicaba: "En la Avenida del Centenario se inundó casi por completo el Molino de los señores Kollman y Riveros. Asimismo, unas habitaciones para obreros de propiedad de don Roberto Mesías, situadas en la misma calle. Más de veinte piezas fueron anegadas llegando el agua a una altura de 50 centímetros".
Luego en julio de 1941, el periódico la Palabra comentaba: "La avalancha de agua arrasó con la población San Martín cuyos pobladores han debido ser albergados en el ex Teatro Victoria, pues sus casas se anegaron por completo, perdiendo muchas familias, enseres, animales domésticos, utilería y mobiliarios".
A la mano de las inestables condiciones, sus habitantes fueron desarrollando organizaciones de trascendencia desde la escuela para sus niños "La Palito", a clubes de fútbol y deportes como el Club San Martín (1949) y el Real San Martín (1950), los clubes de boxeo, o bandas de música. Al emplazarse cerca de la línea férrea, el mundo ferroviario fue parte de la cultura desde las instalaciones de la Casa de Máquinas o la sede de los antiguos maquinistas de trenes.
Para quienes hemos vivido allí es inolvidable, esas pichangas de todo el día, donde se competía con los niños o jóvenes de otras cuadras; las variadas "picadas" como Zapata, el Tumbao o la tía Mena donde se socializaba con los amigos. Y los más valiosos su gente, casi todos reconocidos por algún apodo, una amplia diversidad de personas que pueblan sus casas: fotógrafos, profesores, astrónomos, músicos, las señoras que asistían a la "Novena del Niño" en la capilla, o las otras a la iglesia evangélica en la calle Esmeralda emplazada casi frente al prostíbulo del sector.
El Barrio San Martín es un territorio con identidad, con historia, donde sus habitantes poseen sentido de pertenencia, donde la solidaridad, entre los vecinos es un pilar. Sabemos que hoy viven momentos difíciles, pero estamos claros que nuevamente aquel viejo barrio y su gente se pondrán de pie, para seguir caminando juntos.