El agricultor de la provincia de Colchagua, particularmente en zonas claves como San Fernando y Santa Cruz, es mucho más que un productor agrícola. Es un guardián de la tierra, un custodio de tradiciones y, cada vez más, un jugador clave en la economía globalizada, algo que resulta importante destacar ahora que celebramos el Día Mundial de la Agricultura.
En una era donde la conexión y la expansión son cruciales, los agricultores de esta región tienen la oportunidad de potenciar su industria aprovechando las ventajas de una economía más amplia y más conectada.
La agricultura de esta zona combina lo mejor de dos mundos: las técnicas tradicionales transmitidas de generación en generación y las innovaciones tecnológicas que permiten enfrentar los desafíos actuales. Esta dualidad no solo define la esencia del agricultor colchagüino, sino que también le proporciona una ventaja competitiva en el mercado global.
El trabajador de esta zona es un apasionado por su labor y está profundamente comprometido con su comunidad. Esta región es conocida por su rica tradición vitivinícola. Sin embargo, no se limitan solo al vino, ya que también cultivan una diversa gama de productos como frutas, verduras y cereales, lo que les permite adaptarse a las fluctuaciones del mercado y al cambio climático. Esta diversificación de cultivos no solo responde a una necesidad económica, sino que también refleja la resiliencia y la adaptabilidad de los agricultores locales.
La integración de tecnologías modernas es un pilar fundamental en la agricultura de Colchagua. Los sistemas de riego por goteo, las técnicas avanzadas de manejo de plagas y la implementación de prácticas agrícolas de precisión permiten a los agricultores maximizar la eficiencia de sus cultivos mientras cuidan los recursos naturales.
Este enfoque en la sostenibilidad es una respuesta directa a los desafíos climáticos que enfrenta la región. El clima cálido y seco, combinado con el acceso al agua del río Tinguiririca, crea un entorno único que los agricultores han aprendido a gestionar con inteligencia y creatividad. La adaptación a los microclimas locales y el uso eficiente del agua son ejemplos claros de cómo los agricultores de la región están preparados para enfrentar los cambios climáticos.
Aplican los mismos estándares rigurosos a todos sus cultivos, lo que les permite destacarse en mercados tanto nacionales como internacionales. La calidad es el vehículo que les permite navegar en la economía global, abriendo puertas a nuevas oportunidades comerciales y consolidando a esta zona como una región agrícola de renombre.
En un mundo cada vez más interconectado, ellos tienen la oportunidad de expandir su influencia más allá de las fronteras locales. Aprovechando la apertura de los mercados internacionales y la creciente demanda por productos de alta calidad y origen sostenible, los agricultores pueden posicionarse como líderes en la exportación de productos agrícolas premium.
La globalización ofrece múltiples oportunidades, pero también exige adaptabilidad y visión estratégica. Los agricultores de Colchagua están en una posición ideal para aprovechar las ventajas de una economía más amplia y más conectada.
Para potenciar su rol es fundamental que también se democratice el acceso a productos de calidad para agricultores de todos los tamaños. Y esto es lo que permiten los productos post patente de alta calidad, parte de nuestra misión en nuestra llegada a Chile.
El agricultor de esta comuna no es solo un guardián de la tierra, sino también un embajador de la región en el mercado global, llevando consigo los valores de calidad, sostenibilidad y comunidad que definen a esta emblemática región agrícola de Chile.
Alejandro Rodríguez, Gerente de la Unidad de Negocios Albaugh Chile