Porfía Refundacional

Pasan las semanas, y no hay asomo de humildad de parte del Gobierno frente a la derrota del 4 de septiembre. El ethos refundacional del Frente Amplio está más vivo que nunca en La Moneda como si nada hubiera pasado. 

Se acrecienta así la brecha entre el Gobierno y los gobernados, entre la agenda de nicho twittero cosmopolita y las urgencias de un pueblo cabreado de la desconexión de sus elites. Todo, por cierto, en medio de un duro escenario de inflación e inseguridades de diversos tipos. El escenario es dramático.

Ante cada nuevo desafío, ante cada nueva tarea, la premisa del Gobierno sigue siendo la misma: reinterpretar, reconstruir, refundar. Siguen ninguneando a sus antecesores y a la tradición institucional, postergando su labor primordial de gobernar y dañando de paso la imagen internacional de Chile. 

Si antes era Giorgio Jackson con su superioridad moral declarada, ahora es la Canciller esbozando su opinión sobre las monarquías en el marco del funeral de la Reina Isabel II; el Presidente aclarando lo que nadie pidió que aclarara sobre persecuciones y amedrentamientos luego del impasse generado con Israel; el desaire del mismo Presidente al Ejército de Chile en su comentario sobre la parada militar; nuevamente el Presidente declarándose a él y su Gobierno adelantados a su época; y así suma y sigue.

Desaires vestidos de parabienes. Arrogancia vestida de humildad. Lecciones que se declaran aprendidas, pero esconden la porfía adolescente de un Gobierno y un sector político que no ha abandonado la trinchera e insiste en inventar la rueda. Como si todo empezara desde cero con esta administración pura y clarividente.

Lejos de enmendar la ruta y avocarse a conducir las tensiones que vivimos con altura y seriedad, el Presidente sigue hablándole a sus nichos de apoyo y desconectándose del pueblo que hace menos de un mes, despuntando septiembre, rechazó con histórica fuerza la embestida refundacional.