'Abdu'l-Bahá fue el hijo de Bahá'u'lláh -el profeta Fundador de la Fe bahá'í- y su designado sucesor tras el fallecimiento de su Padre en 1892.
Conocido en todo el mundo por una vida dedicada a la justicia social y como embajador de la paz internacional, dedicó su vida a promover la Causa de esta nueva religión, así como a establecer las bases para la paz mundial.
'Abdu'l-Bahá es considerado el ejemplo perfecto de las enseñanzas bahá'ís y fue el intérprete de las escrituras de su Padre.
Cuando se cumplen 100 años de su fallecimiento, la vida y enseñanzas de 'Abdu'l-Bahá siguen inspirando a miles de personas en sus esfuerzos por llevar adelante un proceso de transformación material y espiritual tanto a nivel individual como social.
Los programas de educación espiritual para niños y jóvenes, y unos espacios de oración y meditación abiertos a personas de todos los credos son algunos de los proyectos llevados a cabo como parte de este proceso. Los bahá'ís participan activamente en conversaciones edificantes y en crear lazos de camaradería y ayuda mutua entre vecinos y amigos para construir comunidades vibrantes y armoniosas. Trabajan por el mejoramiento del mundo sirviendo a la humanidad y siguen así los pasos de este Maestro cuyo título fue, como su propio nombre indica, el de "Siervo de Dios".
Una vida de servicio
Abbás Effendi, conocido con el título de 'Abdu'l-Bahá (que significa "Siervo de Dios"), nació en Teherán (Persia), el 23 de mayo de 1844, en la misma noche en que el Báb (el Profeta Precursor de la Fe bahá'í) había declaraba Su misión dando inicio a un nuevo ciclo religioso.
"Por primera vez vi una forma lo bastante noble como para ser el receptáculo del Espíritu Santo".
-Poeta Khalil Gibran, a propósito de su encuentro con 'Abdu'l-Bahá en Nueva York en 1912
De niño, 'Abdu'l-Bahá sufrió las persecuciones desatadas por las autoridades contra los seguidores del Báb. Cuando tenía ocho años, fue encarcelado su padre tras el saqueo y confiscación de su hogar en Teherán. Más tarde, fue exiliado con su familia, primero a Bagdad, luego a Adrianópolis y Constantinopla, para terminar sus días desterrado en la ciudad prisión de 'Akká (Palestina) y no regresar nunca más a su tierra natal.
El joven 'Abdu'l-Bahá fue el primero en reconocer la Misión espiritual que recibió Bahá'u'lláh durante su encarcelamiento en el denominado "Pozo Negro" de Teherán y, desde entonces, se convirtió en Su ayudante y compañero más próximo, representándolo ante las autoridades y atendiendo las necesidades del grupo de familiares y seguidores que acompañaron a su Padre en los sucesivos destierros.
Sus cualidades innatas de generosidad, compasión, honestidad, inteligencia y humildad le valieron la admiración de Bahá'u'lláh, Quien le dio el título de "Maestro". Dedicando toda su vida al servicio abnegado de los demás, mostrando una cortesía, amabilidad y devoción inigualables, 'Abdu'l-Bahá ejemplificó hasta qué punto la devoción a Dios encuentra expresión en los actos de servicio prácticos y abnegados para el mejoramiento de la raza humana.
"Difícilmente se podría encontrar (...) alguien de palabra más locuaz, de argumentación más ágil, más diestro en el arte de buscar ejemplos y más íntimamente familiarizado con los libros sagrados de los judíos, cristianos y musulmanes. (...) Sobre la grandeza de este hombre y su poder, ninguno que lo haya visto podrá concebir ninguna duda".
- Edward Granville Browne, famosos historiador de Cambridge, tras un encuentro con 'Abdu'l-Bahá en 1890
En Noviembre de 2021, el Mundo entero conmemora el 100 aniversario desde que esta figura histórica partiera de este mundo físico. Las centenares de miles de localidades y comunidades en las cuales residen seguidores de Bahá'u'lláh, brillarán en su recuerdo.
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Comunidad Bahá'i de San Fernando, 28 de Nov. 2021
