Doctor Carlos Cornejo Galarce: una leyenda de superación

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“Juventud divino tesoro; ya te vas para no volver; cuando quero llorar no puedo, y a veces lloro sin querer” Poeta nicaragüense  Rubén  Darío.

Se ha ido del mundo real y del mundo físico debido a una prolongada y severa enfermedad. Su deterioro fue lento y progresivo, acentuándose en sus últimos años. Cercano a cumplir los 85 años de vida, dejo de existir en paz, el doctor Carlos Cornejo Galarce.

Familia

Casado con la señora Irma Campos, tuvo cinco hijos: Carlos, Tatiana, Pablo, Sucire y Susan; esta última hija, prematuramente fallecida en un accidente. Junto a su hermano Francisco, eximio pintor, al óleo y acuarela, hacían una pareja entrañable; visitándose frecuentemente, como si fueran hermanos gemelos. Su círculo también abarcaba al pintor Ignacio Videla Díaz, hijo ilustre de San Fernando, con salidas a terreno, a la pre cordillera, en búsqueda de inspiración en sus pinturas.

Sus comienzos

Dar el máximo en cada tarea y desafío; en este ámbito, Carlos fue un verdadero medallista olímpico.

Siendo un obrero especializado, en el Servicio de Obras Públicas, postuló ya cincuentón, durante el gobierno de la Unidad Popular, a un cupo que ofrecían para obreros, en la mismísima carrera de Medicina U. de Chile; siendo aceptado.

Lo recuerdo en el Servicio Urgencia del Hospital Barros Luco-Trudeau, en mi último año de la carrera, a un señor ya mayor, afable, de rostro curtido, y de abundante cabellera rebelde y canosa, que era estudiante de medicina de cursos inferiores y que era de San Fernando; llamándome justo la atención, ya que mi destino en provincia, de beca de Medicina, como post becado, era justamente la ciudad de San Fernando.

La idea original, correspondía al propio Presidente de la época:  Dr. Salvador Allende , de que todo médico especializado, en el Servicio Nacional de Salud debía cumplir estadías en provincia, al menos de 3 a 5 años; antes de ser liberado de dicho compromiso. 

No supe nada de él, hasta que justamente, avecindado ya en San Fernando, en 1981, supe que estaba trabajando en el propio Hospital de la ciudad, en el Servicio de Ginecología, junto a su gran amigo, de gran trayectoria, el gineco-obstetra Dr. Humberto Mardini.

Su impronta.

De hablar seguro, le agradaba matizar las conversaciones con anécdotas y dichos populares, con juegos de palabras, en que le agregaba aportes personales, como: “Solo sé que nada se “, con una pausa de suspenso…… ”y aún de eso, no estoy seguro “,  logrando un efecto original.

Pero la frase más lograda  y famosa era… luego de decir tu nombre, y escuchar una respuesta nuestra, el  Dr. la complementaba con… “para tu escaso y humilde conocimiento “o bien aún, más severo: “para tu escaso y nulo conocimiento. También recitaba de memoria, y magistralmente, a poetas populares chilenos, como Carlos Pezoa Veliz ( “Tarde  en  el Hospital” , Un vagabundo; aquí terminaba el poema con “ y tras la paletada, sobre la tumba, nadie dijo nada ), Recitaba al insigne poeta rancagüino Oscar Castro ( “ adónde va el amigo “,que fue popularizado en canción por el grupo chileno de los hermanos Duvauchelle… Al poeta asceta Fray de Kempis, con lecciones del libro “Imitación de Cristo”, con tanta intensidad, que se conmovía hasta las lágrimas, desfigurando su cara de rasgos duros. 

De pocos amigos, al conocerlos un poco mejor, y sobre todo, al faltar la palabra o el compromiso adquirido; inmediatamente los borraba; indicando vehemente, con un cruce de dedos, como señal de la cruz, si alguien los nombrara, como corte definitivo de dicha confianza. Admiraba al sacerdote andinista Giuseppe Bortoluzzi, y al montañista Claudio Lucero, gestor del logro del equipo chileno de alcanzar el monte Everest. Se  emocionó mucho al regalarle una copia recién salida del cassete al mercado. De dicha expedición.

Muy sensible, al descubrirse en la década de los 80;  finalmente el cuerpo desaparecido del malogrado deportista de Rengo, Pablo Miranda, que luego de ascender el volcán Tinguiririca, siguió una ruta en solitario. Hacia un volcán vecino, el Fray Carlos, perdiéndose por muchos años; siendo finalmente encontrado, con los deshielos,  sus restos, recién  el año 2004.

Se efectuaron sus exequias y una misa en Rengo, en su honor. Tanto Carlos como yo, fuimos los únicos representantes de San Fernando; siendo entrevistados por la TV local. Aquí se cumplía una sabia enseñanza de Carlos de jamás intentar una subida en solitario, por el riesgo de sufrir un accidente y quedar aislado.

El Andinismo

Fue un excelente deportista, y aun cuando practicó maratón, ciclismo y fútbol en equipos locales como arquero, lo que más le fascino fue el Andinismo, con salidas a cerros rurales, alcanzando las alturas del volcán Tinguiririca de 4000 m snm. y una expedición al norte del país hacia las alturas del volcán Ojos del Salado, de 6000 snm. Perteneció al club Giuseppe Bortoluzzi, comandado por los hermanos González: Mr. Pepe, kinesiólogo; Fernando, médico  y cirujano digestivo; Daniel, médico veterinario, e investigador universitario, fallecido prematuramente.

Su acervo cultural, lo llevó a aceptar ser Presidente del Museo Lircunlauta, con mejoras notables, en su funcionamiento, e infraestructura; y contactos con nuevos museos regionales,

Club Andino Hospital de San Fernando,

Salidas a terreno y Fósil de Madera Petrificada.

Fue su caballito de batalla, con salidas, los fines de semana, en grupos mixtos y ordenados hacia Roblerías y cerros de mediana altura, para que en familia se disfrutara; incluyendo niños. Previamente, y ahí estaba su secreto, contactaba a lugareños, de la visita, logrando provecho del mundo rural, aprendiendo su modo de vida, la arquitectura de sus viviendas; los cultivos y sus canales de regadío, Los variados nombre de los árboles; no escapando los dichos populares  como  por ej. “este no cuece peumo” cuyo sentido es que  esa persona, no es capaz de guardar secreto alguno. Con mucho esfuerzo y “neque” logró gestionar la extracción  y transporte de una gran piedra, como fósil de madera petrificada ,desde los cerros de Placilla, la cual se exhibe en el Hall de nuestro hospital, con mucho orgullo, como un legado del Club andino, , reflejando su gestión y  capacidad del grupo.

Despedimos de esta forma y respetuosamente, con las condolencias respectivas, a su distinguida familia, a nuestro amigo entrañable,  Dr. Carlos Hernán Cornejo Galarce.

Dr. Jorge Balocchi C. ex medico jefe del Servicio de Medicina Hospital de San Fernando.

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