Durante la pandemia de COVID-19, las ollas comunes se convirtieron en un pilar fundamental para muchas familias en situación de vulnerabilidad en la Región de O’Higgins. Estas iniciativas, impulsadas mayoritariamente por instituciones religiosas, tanto católicas como evangélicas, han llevado esperanza y sustento a quienes más lo necesitan, reflejando el mensaje de Jesús de apoyar al necesitado.
Gracias a los aportes del Gobierno Regional, en colaboración con Caritas Chile, estas ollas comunes han podido mantenerse activas en ocho comunas de la Región: Rancagua, Machalí, Graneros, Olivar, Santa Cruz, Rengo, Chimbarongo y San Fernando. En la presente nota contaremos del esfuerzo y dedicación de personas anónimas que aportan con su trabajo en Rengo, Chimbarongo, Santa Cruz y San Fernando.
San Fernando: más que un plato de comida
En la capital de Colchagua, el Gobierno Regional ha apoyado desde agosto hasta diciembre a dos ollas comunes (también llamados comedores solidarios) que reflejan el esfuerzo y dedicación comunitaria.
La primera, ubicada en el Comedor Hijas de la Caridad en calle Negrete, es dirigida por Margarita Opazo Farías y cuenta con nueve voluntarias. Iniciaron en 2020 con 35 comensales, y hoy atienden cerca de 200 personas, tanto en situación de calle como familias con vivienda, pero sin recursos suficientes para alimentarse. Operan los martes y jueves desde las 8:30 hasta las 13:00 horas. "Esto es mi vida, yo no me sentiría en ningún otro lado tan bien como me siento con lo que realizamos aquí. Veo a mis compañeras realizar su labor con tanto amor", expresó Margarita, agradeciendo el apoyo del Gobierno Regional.
El segundo comedor funciona en la población 18 de Septiembre los viernes y atiende a cerca de 300 personas, después de haber comenzado con solo 40 comensales hace cuatro años. Carolina Becerra, encargada del lugar, relata: "Es todo para mí, me encanta hacer este servicio, sobre todo su agradecimiento cuando me dicen tía, gracias por el almuerzo, estaban ricos los porotos, los tallarines. Uno se gratifica con eso".
Chimbarongo: dos décadas de servicio cristiano
En Chimbarongo, la olla común surgió en 2003 para brindar colaciones a personas en situación de calle. Hoy, esta iniciativa sigue vigente, atendiendo a unas 40 personas en el lugar, ubicado en la Cruz Roja, además de realizar entregas a domicilio para otras 8 personas. Opera los lunes y jueves con el esfuerzo constante de 4 a 5 voluntarios.
Luis Fernando Navarro, encargado de la olla, destacó el valor espiritual de esta labor: "Es un trabajo por el más necesitado, sobre todo enmarcado en el espíritu del cristianismo".
Santa Cruz: solidaridad desde la parroquia
En Santa Cruz, la olla común opera desde la parroquia Jesús el Buen Pastor, donde inició durante la pandemia con el objetivo de brindar sustento a las familias más vulnerables. Actualmente, atienden entre 32 y 36 familias, entregando regularmente entre 120 y 140 raciones.
"Es impagable, es lo mejor que podemos hacer como seres humanos, hacer algo por quien realmente lo necesita, porque podemos ser mañana nosotros. Lo mejor es que pertenecemos a una parroquia", señalaron los voluntarios.
Rengo: predicando con hechos
En Rengo, dos ollas comunes han sido un pilar para la comunidad, aunque solo una sigue activa durante diciembre. Esta iniciativa está liderada por don Edisnaldo Vásquez, quien cuenta que comenzó hace mucho tiempo, pero se oficializó hace dos años. Actualmente, entregan 500 almuerzos al mes los días sábados y domingos.
"A pesar de ser nosotros de escasos recursos, nos dimos cuenta de que no se necesita mucho para ayudar. El evangelio no solo se predica a través de una palabra o las letras, sino que hay que materializarlo a través de una ayuda efectiva", compartió Edisnaldo.
Un mensaje de esperanza
Jocelyn Baros, encargada del proyecto Ollas Comunes en la Región, destacó el impacto de estas iniciativas en distintos sectores. "Caritas siempre ha trabajado en favor de las comunidades más vulnerables, como personas en situación de calle, adultos mayores y mujeres jefas de hogar. Nos interesa que este tipo de solidaridad siga multiplicándose, fomentando que las comunidades también sean solidarias entre ellas mismas", afirmó.
El Padre Cristian Catalán, presidente de Caritas Chile en la Región de O’Higgins, valoró el esfuerzo conjunto detrás de estas iniciativas: "Agradecer al Gobierno Regional que nos ha cooperado y también a los privados que nos ayudan en esta tarea. Recibes una cantidad enorme de personas que llegan a buscar refugio y a buscar también el alimento y el pan de cada día como decimos en el Padre Nuestro".
Estas ollas comunes no solo alimentan el cuerpo, sino también el espíritu de quienes participan, demostrando que la fe y la solidaridad son herramientas poderosas para enfrentar las adversidades.