Con distintas vivencias y ocupaciones, pero todas esforzadas y constantes para salir adelante, muchas ante la adversidad que son un ejemplo de vida.
“Artesanas de O’Higgins, Una Historia por Contar” se llama el proyecto ejecutado por el medio digital De Mar a Cordillera, financiado por el Fondo de Medios de Comunicación Social 2023, perteneciente al Ministerio Secretaría General de Gobierno y con el apoyo del Consejo Regional de O’Higgins (CORE), que logró investigar y conocer el cómo mujeres de las comunas de Graneros, Machalí, Rancagua y Requínoa llegan y se desarrollan en diversas actividades ligadas a la creación y el arte.
Son diversas actividades las que se enmarcan dentro de la disciplina de la artesanía, que es el arte de fabricar productos con la mano o con objetos sencillos, lo que tiene que ver con manualidades, así que elegir justamente a las participantes de este estudio, no fue tarea fácil. Primero, porque se debía cumplir con especiales requisitos, que tenían que ver con actividad, género, medio ambiente y diversidad, además de la novedad y la historia, sin embargo, se logró con creces.
Para la psicóloga clínica del Centro Médico Cimek en Rancagua, Roxana Gallardo, “la artesanía, cualquier tipo de manualidad, en cualquier persona, principalmente en mujeres, que han vivido cualquier tipo de discriminación, podría resultar una gran fuente para superar la ansiedad, la depresión, mejora el estilo de vida para enfrentar la adversidad, maneja también el dolor, porque a través de la naturaleza rítmica y repetitiva de la artesanía en cualquiera de sus facetas, ayuda a calmar, concentra, produce efectos de relajación, alivia el estrés, mejora la contemplación y por otro lado, mejora las habilidades cognitivas, mejora la memoria, la concentración y se sienten felices a través de los colores y del ejercicio de la motricidad fina y gruesa, mejora toda la condición previa que deben haber vivenciado”.
En el período de la pandemia, argumenta, aumentaron los trastornos ansiosos muchísimo, y mucha gente perdió el trabajo creándose muchas áreas de emprendimiento. “En la ciudad de Rancagua hay muchas ferias de emprendimientos, también en Machalí y muchas mujeres han generado proyectos de emprendimientos, siendo cosas como collares, pulseras, bolsas de té, usar la yerbateria, las hierbas en general, jabones y todo ese tipo de actividades, surgieron principalmente desde la pandemia, las que muchas veces están asociadas a agrupaciones de mujeres, jefas de hogar, ligadas a los servicios del Estado que hay hoy en día”, explicó Roxana Gallardo.
Artesanía y el COVID 19
Luego de que en Chile se viviera la pandemia del Covid 19, muchas personas realizaron cambios voluntarios o involuntarios en materia laboral. Esto, dado a que hubo algunas variaciones en la forma de producir, insertándose en nuestro consciente colectivo el teletrabajo, o dejando trabajos formales, reinventándose para subsistir en la pandemia.
Ejemplo de esto es Nolfa Miranda, una orfebre de la comuna de Machalí, que llegó a la artesanía post pandemia, como forma de resaltar su alto potencial artístico y lograr transformarlo en una actividad económica.
Nolfa dejó su trabajo ligado a los números en una empresa de Rancagua, donde se desempeñaba en contabilidad, que por efectos económicos del COVID quebró. Eso la llevó a, como a muchos, a estar más tiempo en casa. Comenzando la búsqueda de algo que la llenara como persona, con el que pudiera compatibilizar su rol de madre, momento en que se abrió la puerta de realizar un curso de orfebre en Rancagua, a lo que le fue sumando, otros cursos en Coya, dando paso a convertirse no sólo en una diseñadora, sino que a una creadora de joyas y otros objetos. Pasando a transformarse en una “emprendedora”, quien vende sus productos a través de su página en Instagram @cobre_cuerpo_y_alma y en la feria de Sernameg que se encuentra junto al Mall Open de Rancagua.
“Mi principal labor en la vida es ser mamá. Eso, primero que cualquier cosa hoy en mi vida y después lo demás, entonces, yo creo que como todas las mujeres terminamos haciendo todo. Contenta, feliz, a mí me gusta ser orfebre, porque dentro de las cosas que puedo hacer es un trabajo que manejo yo mis tiempos, todo. Entonces, mi dedicación principal, mis niñitos, mis hijos y luego mi trabajo en este caso”, señaló la orfebre.
Artesanía sanadora
La historia de Constanza Valderrama de 36 años es bastante especial, por decir lo menos. Ella es actriz profesional y llegó a vivir a Machalí, tras iniciarse la emergencia sanitaria. Su historia reúne en sí la realidad de muchas mujeres en nuestro país, que salen adelante solas como jefas de hogar, pero que además ha debido enfrentar otras pruebas, que la han convertido en una guerrera.
“Llegué a la alfarería buscando, un poco de tranquilidad mental, yo soy de Santiago y me cambié acá a Machalí, y estaba en ese proceso de adaptación, ya que mi hijo había sido recién diagnosticado con la Condición del Espectro Autista, entonces estaba muy desconectada de mí y del mundo, estaba muy ensimismada en mis problemas, así que llegué a un curso de alfarería en Coya y yo creo que eso me rescató bastante y me salvó. La alfarería para mí ha sido un emprender terapéutico total”, expresó Constanza.
“Me gusta la alfarería bastante porque es la gran tecnología ancestral, como el que inventó la silla, quedamos para siempre en esta posición y el que inventó la alfarería, en los humanos que tuvieron la idea de jugar con barro y luego armar algo, quemarlo, fue lo primero que transportó agua, hirvió el agua e hizo que pudiéramos comer cocido, así que es increíble como el barro puede tener, gracias a los elementos del fuego, el aire, la tierra y el agua, distintas formas, distintos sonidos, distintas figuras y esto puede ser totalmente decorativo, como puede ser también utilitario”, confirmó la también alfarera.
Ella comprende que la alfarería, como actividad artesanal, no es el remedio en sí para asumir un problema mayor (psicológico), sino que es parte de la terapia. Sin embargo, ha aprendido su labor a tal nivel que ya da clases de alfarería, tanto con el Casona San Joaquín de los Mayos en Machalí, ya que además integra el Colectivo de Artistas de Machalí, CAM. Pudiendo ser contactada a través de su Instagram @conocolores.
Artesanía y la discapacidad
En el proceso conocimos a Berta Opazo, una mujer luchadora, que a sus 65 años ha sabido darle la vuelta a la vida y sus pruebas. Nos cuenta que llegó a la artesanía tras ser diagnosticada con artritis reumatoide en el año 2010. Diagnóstico que lejos de truncar su vida, abrió literalmente todas y cada una de las posibilidades que tal vez sólo habría soñado.
Ella se dedica a la fabricación de cojines drapeados, bajo la técnica del capitoné, pero es una de sus tantas ocupaciones, ya que además de poco se ha ido posicionando en la cultura comunal de Graneros como una creadora nata en el teatro y ahora también en el cine, sumándose que trabaja en la feria vendiendo verduras y hasta en las canchas de fútbol como directora de turno, poniendo las reglas en los campos de juego fuera de la cancha, explica, agregando aún más que llegando la temporada de la fruta se suma al contingente de temporeras.
“Trato de hacer un montón de cosas. La discapacidad tampoco me ha limitado a mí, porque yo creo que las discapacidades están en nuestra mente, tal vez en nuestro corazón, y no en nuestro cuerpo”, expresa con convicción.
Berta Opazo señala que “creo que fue una necesidad de búsqueda del ser humano, porque los seres humanos siempre estamos buscando qué podemos hacer, cómo nos podemos reinventar, algunos cantan, otros bailan, tocan instrumentos, y dije yo quiero trabajar en las telas, empecé a postular a proyectos, gracias a Dios me fue bien, me hice de materiales, de máquinas de coser, tengo mi overlok. Entonces eso a mí, me significa que me simplifica la vida, porque yo uso mis máquinas en los mismos trabajos que yo hago, no tengo que mandarlos a hacer, ni nada”.
A Berta se le puede ubicar a través de su red social Facebook como Berta Opazo Garrido para pedidos.
Artesanía y la Sustentabilidad
Si bien, en su mayor parte de nuestras artesanas comenzaron fabricando piezas con productos reciclados, es noble labor persistir en algo que se dibuja en el horizonte como una actividad que, junto con ser económica, impacta de manera positiva en el Medio Ambiente.
Y es que Sixta Valencia empujada por la necesidad de estar presente en la crianza de sus hijos, la nueva situación de jubilación de su madre, así como la alergia a productos de higiene femenina disponibles en el mercado, armó un emprendimiento de artesanía sustentable, creando toallas higiénicas, protectores diarios, protectores mamarios y pétalos desmaquillantes, todos reutilizables.
Ella en conjunto con su madre, Sixta Durán, fabrican con telas de algodón hipoalergénico productos que todas las mujeres pueden utilizar y que buscan ser una solución para las personas que son alérgicas, así como aquellas que - en conocimiento de causa- entiendan que el uso de plásticos y productos que utilizan en su creación las grandes industrias, en desmedro del impacto ambiental, puede tener una salida alternativa, como su propuesta sustentable.
Es así que señala que dichos productos disponibles de manera masiva en el mercado, altamente contienen plástico y asbesto, el que estaría siendo parte de productos que tienen contacto directo con la piel de cientos de mujeres, pudiendo causar enfermedades como cáncer y alteraciones hormonales, entre otras.
Por tanto, Sixta, a través de su emprendimiento familiar, logra su objetivo de poder estar más tiempo con sus hijos, en la fase niñez- adolescencia, pero también logra instalarse en el mercado con una solución sustentable a la necesidad de productos tan usados como los de higiene femenina.
“Esta idea de negocio parte, primeramente, porque somos mujeres, sabemos las pocas opciones que hay en productos de higiene femenina, así que es más bien algo personal, a mí me empezaron a hacer mal los productos desechables, por los químicos que traen, entonces, empecé a ver otras alternativas, y una de ellas fueron las toallitas de género”, expresó.
Junto a ello, comenzaron a sumarse nuevos productos, lo que les permite utilizar casi toda la tela, lo que además impacta doble y positivamente el medio ambiente, ya que sus productos ofrecen la duración de tres a cinco años, lo que ha ido ingresando al mercado y en Rancagua se encuentra en la Eco Feria en Calle Estado y a través de su Instagram @sixta_bazar.
Artesanía y Diversidad
En Rancagua, al costado de la EcoFeria, encontramos a Elena Miranda, una joven de 27 años, oriunda de Requínoa, que se dedica a la fabricación de bisutería artesanal.
Ele, como prefiere que le llamen, nos cuenta que no se siente ni hombre, ni mujer, ya que es un ser integral que no busca limitarse, sino que autodescubrirse. Nos comenta que comenzó con su actividad hace unos cinco años y utiliza su talento para la fabricación de collares, pulseras, aros, entre otras alhajas que buscan llamar la atención entre los peatones que cruzan una calle que se caracteriza por ser peatonal y que en ella se encuentra El Museo de Rancagua, junto algunos cafés, restaurantes y mucha artesanía.
Ele comenta que también llegó a la artesanía en medio de la búsqueda por su identidad y que en ella debió vivir situaciones poco gratas que hoy la hacen identificarse como no binario, aunque no la limita ni le suma, porque tiene valor por lo que hace y lo que crea. Y si bien, utiliza un estilo que busca ser masculino, la sensibilidad de sus creaciones hacen sacar toda su femineidad, y si bien expresa que no usa lo que diseña y crea, sí lo considera parte de sí, mostrando piezas con diversos estilos, desde tiernos y pensados en pequeñas, como rudos, con púas y puntas, mezclando sus estados de ánimo con su facilidad de crear, para lo que Ele considera, satisface a su niña interior.
Ele, expresa que “realmente yo no me muestro mucho en mi tienda (de Instagram), antes lo hacía más, pero hoy no, porque sí sentía que es algo o alguien que te está juzgando constantemente. Entonces decidí como esconderme y protegerme también. (...) Hay mucha gente que no acepta la ideología de género (...) pero siento que aquí cada uno hace lo que quiere y lo que puede, y mientras no haga daño al otro, está bien no?”.
Su trabajo está disponible en Instagram como @vuelveatupipa_jipi y en las ferias de Calle Estado, durante la semana, y el Requínoa los días sábado.
Diversas, con distintas vivencias y ocupaciones, pero todas esforzadas y constantes para salir adelante, muchas ante la adversidad que son un ejemplo de vida, el que nos dejan en el proyecto “Artesanas de O’Higgins, una historia por contar”.