Distintas acciones para dar respuesta a los desafíos planteados, pero también una iniciativa que ha permitido responder a menores en espera de atención, son parte de lo que se está desarrollando a nivel regional.
Junto con la realización de acciones que permitan la detección temprana, confirmación diagnóstica y apoyos terapéuticos, para elaborar el Plan de Respuesta de la demanda por condición de Espectro Autista, desafío planteado por la Ley TEA, el Servicio de Salud O’Higgins comenzó a implementar un programa destinado a dar respuesta a la demanda existente previa a la publicación de la Ley, que se vio afectada por las restricciones que estableció la pandemia de Covid.
Al respecto, el referente de TEA del Servicio de Salud, doctor Carlos Herrera señaló que la nueva ley “asegura el derecho a la igualdad de oportunidades y resguardar la inclusión social de los niños, niñas, adolescentes y adultos con trastorno del espectro autista (TEA), eliminando cualquier forma de discriminación, y que como ya se ha empezado a trabajar en este ámbito, a partir de la conformación de una mesa de trabajo entre la Subdirección de Gestión Asistencial y la Dirección de Atención Primaria”.
Así, entre las actividades ya realizadas se encuentra la capacitación de enfermeras de la atención primaria para efectuar el test M-CHAT-R que permite evaluar la posible presencia de autismo en niños pequeños y la formación de una mesa de trabajo con la Atención Primaria, pero una de las principales iniciativas fue la firma de un convenio con el centro Grow Up, para confirmación diagnóstica y tratamiento, financiado con los recursos de Fonasa entregados al Servicio de Salud por 117 millones de pesos.
Esto permitió que a fines del año pasado se diagnosticara a 189 menores de 6 años que estaban en lista de espera en los centros de Rancagua y San Fernando, además de entregar tratamiento a 72 niños que fueron diagnosticados con TEA, que incluía sesiones de fonoaudiología, terapia ocupacional y psicológicas para los padres.
La directora de Grow Up, Carmen Gallinato, explica que el proceso de las sesiones “va a depender del grado de autismo que tenga cada niño, pero se centran fundamentalmente en comunicación y movimiento, en el primer caso no es el lenguaje ni el habla, sino que de la intención comunicativa, que puedan comunicarse, saber cómo se llaman, como se llaman sus papas y puedan manifestar sus necesidades que puede ser solo con gestos y sonidos, mientras que en la terapia ocupacional hay una parte de integración sensorial, porque si no tengo regulados los sentidos, ninguna terapia va a entrar, ningún proceso cognitivo va a entrar y además, enseñarles a los papas la conquista de la autonomía de los niños”.
Muchos de los menores ya están egresando de este tratamiento y para sus padres ha sido una experiencia extraordinaria, como señala Francisca de la comuna de Coltauco “a mí me contactaron desde el Cesfam porque tenía pedida hora con el neurólogo en el hospital regional y resulta que por el tema del Covid lo derivaron acá donde le hicieron el diagnóstico y después nos citaron a las terapias y a mi hijo le encanta”.
Ella puntualiza que “aceptar que tu hijo puede tener un diagnóstico cognitivo es fuerte para cualquier mamá, porque uno piensa que se van a desarrollar normal y tiene una ideología de cómo va a ser la crianza con su hijo y el tema que no se pudiera desenvolver con otros niños era medio complicado. Ahora, que se logre que mi hijo no golpee a otros niños y que no tenga crisis en la mañana y no tenga que arrástralo a la sala de clases, es un logro muy grande y se notan los avances”.
Para Camila de Graneros, el hecho de que su hijo pueda ahora hablar es un gran logro “lo llevé al pediatra particular y él me dijo que tenía TEA, en el colegio me decían que no, que sólo era fundido, pero en el consultorio me hicieron interconsulta al neurólogo y me llamaron acá y me dijeron que tenía un grado autismo, pero igual uno se da cuenta porque era super distinto a otros niños de chiquito, aparte que no comía nada y eso me preocupaba”.
Ana de la comuna de Las Cabras -su hijo se atendió en el centro de San Fernando- donde llegaron por una interconsulta del Cesfam de su comuna “después me dijeron que era parte de un programa del Servicio de Salud y la verdad es que estaba super incrédula cuando me llamaron, pero hoy estoy súper sorprendida con el trabajo que hacen con los niños, sobre todo porque tienen todos los profesionales que se necesitan, partimos con la evaluación de las terapeutas, después neurólogo, se hizo un trabajo conjunto, aparte tenemos el trabajo con psicólogo que me ha ayudado un monto para poder ayudar a mi hijo que esté mejor, en tres meses avanzó un monto, ahora habla y no hay quien lo pare. Yo lo evalúo como un trabajo excelente, creo que es lo mejor que se puede haber hecho”.
Ahora se acaba de ampliar el convenio con Grow Up, para otros 163 tratamientos terapéuticos dirigidos al universo que se diagnosticó el año pasado “100 de esos niños recién comienzan tratamiento por 3 meses y 63 de los 72 qué tuvieron el primer tratamiento continuarán por 3 meses más, ya que tienen diagnósticos más complicados que requieren más tiempo de terapia”, explica la asesora del programa TEA en el Servicio de Salud, Patricia Atenas.
Carmen Gallinato de Grow enfatiza que “claramente el hecho de tener un diagnóstico hace que la familia cambie la mirada y comience a trabajar con sus hijos en forma distinta y los que egresan han tenido avances significativos, con familias muy comprometidas a las que se les han entregado las herramientas y ahora debemos darles el tiempo para que pongan en práctica todo esto, sabemos que hay niños que tienen mayores necesidades y obviamente ellos van a continuar”.