A causa de la pandemia, la emprendedora decidió dar un giro a su negocio de venta de quesos, leche fresca, mermelada y huevos, para transformarlo en un espacio familiar y recreativo que hoy recibe a los visitantes bajo el nombre de "Granja Los Pinos".
"Vecina, estoy aprendiendo a hacer quesos. ¿Quiere probarlos? Se lo regalo y si le gusta, al próximo le pongo precio", con esa frase Lorena Barrera (51) comenzó a formar una relación con sus vecinos en Pichidegua, hace ya 20 años.
La emprendedora había llegado recientemente a vivir a la comuna ubicada en la Región de O'Higgins, luego de casarse y cambiar el ajetreo de la ciudad por la tranquilidad del campo.
La idea de fabricar alimentos partió porque Lorena pasaba su día a día en compañía de sus cuatro hijas mientras su marido trabajaba como agricultor. En la casa donde vivían, había vacas que eran de su suegro. Entonces pensó, "Además de criar a mis hijas, lo mínimo que puedo hacer es aprender a sacar leche". Con esa idea fue donde una vecina que le enseñó la técnica y comenzó su negocio.
Con los años, Lorena no solo ganó una clientela estable en su comunidad, sino que también amplió la gama de productos. Su casa poco a poco comenzó a transformarse en una granja y sus quesos fueron acompañados por leche fresca, mermelada de árboles frutales que ella misma cosechaba, pavos y huevos de gallinas que fue adquiriendo con los años.
Granja Los Pinos
A través de sus productos, Lorena sentía que podía compartir con los demás la alegría y satisfacción que significaba para ella llevar una vida campestre, donde el trueque e intercambios de productos todavía son una linda tradición. Sin embargo, la pandemia hizo que su negocio diera un giro y terminara por abrir las puertas de su casa a la comunidad, transformándola en un espacio interactivo donde las familias pueden ir a conocer de cerca a sus gallinas, patos, cabras, vacas, pavos, cerdos, conejos y gatos, además de dar un paseo a caballo y recorrer un pequeño huerto de hierbas medicinales. Todo bajo el nombre de "Granja Los Pinos".
En 2020, decidió postular al programa Mujeres Jefas de Hogar, del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género, que busca fortalecer la inserción y permanencia de mujeres en el mundo laboral. Ahí formó un grupo de amistad con otras emprendedoras y también ganó reconocimiento por preservar las tradiciones de las mujeres rurales. Fue así como comenzó a recibir visitas y varias personas le comentaron que sería una buena idea hacer recorridos para mostrar sus animales, y además, continuar ofreciendo su variedad de productos.
"Cuando las niñas de la municipalidad vinieron a mi casa me dijeron 'Lorena esto que tienes aquí es algo muy lindo, hay que potenciarlo', así que me invitaron a un programa de radio, me presentaron como emprendedora y pasaron mis redes sociales. Y así comenzó a llegar la gente", cuenta sobre los inicios de su granja, que hoy recibe a visitantes de distintas comunas y regiones que la contactan por redes sociales.
Consiguiendo un impulso
Fue en su grupo de amigas emprendedoras que Lorena conoció Impulso Inicial. Ella necesitaba un visicooler para poder mantener frescos sus productos, así que sin pensarlo postuló. "Le pedí a una de mis hijas que me postulara y luego comencé a ayudar a las demás en el proceso, para que supieran que era una ayuda real y que si uno es constante y ordenado, las cosas funcionan", afirma la emprendedora.
Macarena Van Dorsee, directora de Impulso Inicial, destaca que durante 2021, el programa apoyó a cerca de cuatro mil emprendedores y deportistas de todo Chile, quienes, como Lorena, necesitaban de un impulso para seguir haciendo crecer sus negocios o carreras. "El caso de Lorena representa la creatividad, perseverancia y resiliencia que tienen los emprendedores de nuestro país, por eso este año continuamos con el mismo empuje para seguir avanzando y llegar a nuevos beneficiarios de todas las regiones", señaló. Los requisitos y tipos de apoyo del programa están disponibles en www.impulsoinicial.cl
Hoy La Granja Los Pinos es el sustento económico del hogar de Lorena y toda su familia está involucrada. Eso según ella, marca la diferencia y encanta a sus visitantes que vuelven una y otra vez a pasar un rato agradable en medio de la naturaleza. "Si hay que ir a recoger fardos para alimentar a los animales, todos vamos. Todos trabajamos por ellos, porque si no fuera por mis animales, nosotros no seríamos lo que somos. Mis hijas no habrían podido estudiar", afirma orgullosa.