Cuando estamos próximos a conmemorar un nuevo 1 de mayo, día internacional del Trabajo, quiero entregar mi mas afectuoso saludo a todos los trabajadores y trabajadoras, reconociendo el esfuerzo que cada uno hace cada día para sacar adelante sus familias y aportar con su trabajo al bienestar de nuestro país.
En 1886, un grupo de trabajadores de una fábrica en Chicago inició una huelga general para disminuir la jornada laboral de 16 a 8 horas diarias. Lo que hoy nos parece algo normal y justo, es una historia que se pagó con la vida de los huelguistas de Chicago y con la vida de muchos luchadores a través de la historia para conseguir que los derechos de todos los hombres y mujeres sean respetados.
Hoy, en un contexto distinto, revivimos tiempos de incertidumbre y desasosiego. Muchos hombres y mujeres ven que sus fuentes laborales se cierran y las condiciones de vida se precarizan. No sólo nos afecta el ataque agresivo de un virus que amenaza la vida y la salud de las personas, sino que vemos con estupor cómo eso hace tambalear todo cuanto considerábamos seguro e inalterable.
Es en estas circunstancias cuando la unidad y la convicción de las y los trabajadores debe ser un pilar fundamental para reconstruir una sociedad distinta, más fraterna y con mayor justicia social.
Un gran abrazo a todos y todas los trabajadores en este 1º de Mayo, con la esperanza de que el valor del trabajo, algún día, sea suficiente para que todas las personas puedan vivir dignamente.