LOS MÉRITOS DEL BAQUEANO SERGIO CATALÁN MARTÍNEZ

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En Febrero de 1989, el grupo Centro Cultural Museo Lircunlauta se encontraba pernoctando en el lugar Los Maitenes, interior de la pre cordillera sanfernandina junto al Arqueólogo Hans Niemeyer Fernandez, quienes al día siguiente con ayuda de arrieros iban a estudiar a los Petroglifos de los Corrales del Tinguirirca ubicados frente a los volcanes Tinguiririca y Fray Carlos. Al calor de una fogata surgió el tema del llamado milagro de Los Andes. Al discutir diversas interpretaciones históricas de aquel acontecimiento, pronto don Hans pidió a un integrante investigar  esa historia para saber la verdad de los hechos:

“Son aproximadamente las 21 horas del día Miércoles 20 de Diciembre de 1972 en el cajón del río Azufre, plena cordillera colchaguina, valle rodeado de altas montañas, corren los ríos San Andrés y San José que se unen más abajo con el rio Azufre que finalmente desemboca en el Tinguiririca.

En el lado poniente del rio San José se encuentran Sergio Catalán Martínez, sus hijos Juan de La Cruz y Sergio Ignacio de 15 y 10 años respectivamente más sus trabajadores Juan Caroca y Juan Farfán rodeando su ganado. De pronto vieron que sobre la meseta del potrero La Loma  al otro lado del rio dos figuras humanas que gritaban, saltaban y se arrodillaban  pidiendo auxilio cerca del barranco. Catalán les pidió bajar hasta el borde del rio, pero su ancho en la tarde, unos 20 metros y el ruido hizo  difícil la comunicación. Les gritó “¡Mañana los vengo a ver!”.

Al otro día. Después de algunas tareas propias, se dirigió con sus dos hijos al lugar donde estaban los dos  hombres al otro lado del rio. Solo uno de los extraños apareció; Fernando Parrao. Entonces el baqueano tomó un trozo de papel envuelto en  una piedra y lo lanzó a la otra ribera. Llevaba escrito “Va a venir luego un hombre a verlos,…contésteme que quiere”. Parrao le hizo gestos indicando que no tenía lápiz para contestar.  Nuevamente Catalán le lanzó una piedra envuelta con un pañuelo y el lápiz. Entonces el joven uruguayo escribió el conocido mensaje desesperado contando venir de un avión que cayó en la montaña, donde quedaban 14 personas con vida y que tenía otro amigo cerca de él.

Al  leer el mensaje los tres jinetes quedaron paralizados. Su hijo Juan salió al galope a buscar un pan amasado que fue lanzado como tejo rayuelero hasta donde se encontraba Parrao.

Entonces Catalán decidió salir, como las 9 horas, a avisar al Retén de Puente Negro. Bajando unos 2,5 kilómetros pasó frente a Los Maitenes donde se encontraba Armandito Cerda Retamales ordeñando una vaca. Catalán le gritó a todo pulmón pidiéndole ir a auxiliar a los dos extraños.

Pronto, Armandito de 64 años de edad, montó una yegua llevando  un morral con trozos de quesos y tortilla dirigiéndose al potrero La Loma donde estaban Fernando  Parrao de 23 años y Roberto Canessa de 19 años de edad. Cerda les escuchó un emocionado relato a los jóvenes uruguayos y para tranquilizarlos les contó que don Sergio ya fue a pedir ayuda a Puente Negro. Los trasladó con ciertas dificultades hasta el rancho de arrieros en Los Maitenes a la espera de la gestión de Catalán donde almorzaron porotos con tallarines, chicharrones y carne picada. Después durmieron en camas de los arrieros.

Catalán se trasladó a caballo, siempre por el lado poniente del rio San José y después el Azufre, por  los doce kilómetros de montaña hasta empalmar con el camino de San Fernando a Termas del Flaco. Llegó donde una cuadrilla de Vialidad reparaban el camino. Ahí tuvo algunas dificultades para  convencer al jefe de la cuadrilla para que lo trasladase en camión a Carabineros de Puente Negro. Finalmente lo trasladaron  llegando a las 13 horas al retén de Carabineros de Puente Negro. De no ser por esto habría llegado después de las seis de la tarde perdiéndose un día. En tal retén le costó convencer al Sargento a cargo solo con el papel escrito por Parrao y su insistencia.  El carabinero confiaba en la seriedad de don Sergio, pero dudaba del hecho escrito. ¿Sobrevivientes de un avión que se había caído en la cordillera 70 días atrás? Finalmente comunicó a la Comisaria de San Fernando donde recibieron con escepticismo la noticia. Si esta fuese falsa les podía costar el puesto a los carabineros involucrados. Por ello se mandó a dos a verificar el hecho viajando en camión hasta el rio Azufre y después a caballo junto al baqueano Catalán. Llegaron a Los Maitenes al encuentro con los dos jóvenes uruguayos y los arrieros desde donde informaron  de la veracidad de  la noticia.

Entre tanto, cuenta el suboficial de guardia señor Gonzalo Castro Hidalgo quien recibió el informe por radio, que “a las 10 de la noche teníamos el cuartel lleno de periodistas.”. ¿Cómo se filtró la noticia antes de ser oficial?

Esa tarde, un sanfernandino, víctima del robo de su bicicleta, fue a poner la denuncia a la Comisaria donde encontró un ambiente muy nervioso de los carabineros. “Alguien” le contó que se habría encontrado el avión uruguayo perdido con algunos sobrevivientes, pero había que esperar hasta corroborar el hecho. Sin embargo este ciudadano le llevó la “copucha “al corresponsal de radios santiaguinas Archibaldo Morales Villanueva el cual comunicó la noticia a una radioemisora de la capital. También fue informado el Intendente Codelia el que a su vez contó al embajador del Uruguay.

Al día siguiente vino la operación rescate vía helicópteros y patrullas terrestres, la llegada de sobrevivientes a San Fernando, al Regimiento N° 19 Colchagua y de ahí ocho atendidos en el Hospital San Juan de Dios de la ciudad, y ocho directamente a Santiago.

Hasta aquí un resumen de esta investigación publicada en el libro “Arte Rupestre Precolombino en el Tinguiririca” de los autores Hans Niemeyer Fernandez y Víctor León Vargas, que contó con la colaboración, entre otros de Pedro Marchant Villanueva y Oscar González Rojas. Este historia llamada “Milagro de los Andes” ha sido tratada en muchas publicaciones, en el cine, en TV a nivel local y mundial debido ser uno de los casos más dramáticos de la  historia universal.

Los 16 sobrevivientes uruguayos han demostrado siempre su agradecimiento y cariño hacia los chilenos en especial a los sanfernandinos y sobretodo en el baqueano Sergio Catalán Martínez y familia.

¿Qué habría pasado si Catalán no se auto convence de ayudar a esos personajes extraños que pedían ayuda? ¿Si no logra convencer al jefe de la cuadrilla de Vialidad, sino hubiese convencido a Carabineros? El resultad habría sido más trágico aún. Para este hombre humilde  “Lo que hice no tiene nada especial. Cualquier otro cristiano podría haberlo hecho”.

En cuanto los comentarios verbales que le quitan méritos a Sergio Catalán con versiones diferentes a las expuestas aquí, deducimos que se debe a la deformación propia que produce la  comunicación oral entre muchas personas quitando o agregando detalles al acontecimiento.

Don Sergio Catalan y otros de este relato son personajes de la historia de San Fernando y también de la leyenda.

 

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