Charles Darwin, a 186 años de su paso por San Fernando y la Provincia de Colchagua

Columnas y Artículos

Charles Darwin, el afamado autor inglés del “El Origen de las Especies”, realizó su trascendental viaje a bordo del Beagle, al mando del capitán Robert Fitz-roy, y que tenía como fin explorar y hacer el levantamiento cartográfico de las costas de la Patagonia y Tierra del Fuego, además de otras zonas del territorio de Chile, en un viaje que se extendió por 60 meses.

En la época en que el Beagle pasó por Chile (1833-35), Darwin recorrió distintos lugares. Desembarcó en Valparaíso el 23 de julio de 1834 y, aprovechando que la nave estaría en mantención por un periodo aproximado de dos meses, se dedicó a conocer la ciudad y explorar los territorios cercanos. En los comentarios registrados en su diario de viaje, se refiere a esta ciudad como acogedora, a pesar de las pocas casas y de tener sólo una calle principal. Estando en este puerto es que partió a explorar, siempre junto al dibujante del Beagle, Conrad Martens, su ayudante Syms Covington y un personaje local, Mariano González, “el huaso”, quien era su guía y lo acompañó en su extenso recorrido por la zona central. Este personaje llamó la atención de Darwin desde el principio, por su viveza y particular atuendo: “…el poncho y el sombrero negro que Darwin se probó con mucha gracia, también examinó el resto del equipo del huaso, pantalones corrientes protegidos por polainas verdes y gruesas botas con enormes espuelas en los tacos, espuelas a las que encontró grandes, con una rodaja de alrededor de seis pulgadas de diámetro y 30 o más puntas siniestras...” (1) Luego de explorar la provincia de Aconcagua se dirigió a Santiago, visita bastante breve y en la que conoció al naturalista Claudio Gay, quien le mostró su trabajo de registro natural y le dio una copia con interesantes detalles de la geología de la provincia de Colchagua, esto motivó a Darwin para viajar al sur de la capital. El 5 de Septiembre la expedición se puso en marcha, la idea era avanzar hasta la zona costera de Navidad. Se dirigieron primero hacia Rancagua, en donde el naturalista pudo conocer las formas de vida del campesinado y, posteriormente, la de los mineros, la cual encontró tan miserable como la de los campesinos y mineros de Gales, en Inglaterra.

En la zona cordillerana de Cauquenes, exploró y recolectó rocas y fósiles; una intensa lluvia los obligó a mantenerse a resguardo. Al cabo de unos días pudieron partir; el 13 de septiembre salieron de los Baños de Cauquenes y retoman la ruta principal, llegando al Río Claro desde donde, al otro día, partieron hacia la zona de Colchagua, la que hacía pocos años se había convertido en Provincia(1826). En esta visita, ocurrida en 1834, entre el 14 y 22 de septiembre, el notable naturalista estuvo en nuestra ciudad, San Fernando, y en otras zonas aledañas.

En su estadía en San Fernando, el 15 de septiembre, Darwin conoció y admiró la Casa Patronal del Fundo de Lircunlauta, entabló amistad con el señor Notario y un médico de origen alemán, de apellido Renous que, a juicio del naturalista, pertenecían a la clase instruida de la ciudad. Es a través de ellos que se enteró de la existencia de un lugar en donde se encontraban unos yacimientos de oro, las minas de Yáquil y decidió visitarlas.

Dejó San Fernando el 16 de septiembre, tomando el camino para llegar a las Minas de Yáquil, las cuales se ubican a unos 15 Km al Oeste de San Fernando, en el cerro Sepultura, de 1.184 metros de altura. Este yacimiento pertenecía al Sr. Nixon, quien era un norteamericano que los acogió muy bien durante su visita a la mina y los alrededores. En la mañana del 17 comenzó el ascenso. Desde la cima donde se ubicaba la mina, Darwin pudo contemplar la antigua laguna de Tagua-Tagua y apreciar las islas flotantes que habían sido descritas por don Claudio Gay.

Durante la celebración de las fiestas patrias, fecha que coincidió con su estadía en el lugar, los viajeros recibieron la visita del notario y del médico sanfernandinos, a quienes Darwin escuchó sostener un diálogo muy interesante: “nadie es bastante rico para gastar tanta plata en cosas tan inútiles… si nosotros mandáramos a Inglaterra a alguien que hiciera lo mismo, estoy seguro de que el Rey lo expulsaba por sospechoso, yo creo que aquí hay gato encerrado…” (2) comentó uno de ellos, a propósito de la recolección de especímenes naturales que realizaba Darwin.

Le llamaron profundamente la atención al joven naturalista las pésimas condiciones laborales y alimenticias de los mineros y que, a pesar de esto, eran capaces de compartir sus penurias y alimentos con los viajeros, en esas festividades.
Durante su permanencia en la zona, le contaba en una carta a su hermana Carolina lo siguiente: “al regreso de mi excursión por el campo, me quedé unos días en ciertas minas de oro y mientras estaba ahí bebí chichi, un vino débil y agrio recién hecho, me envenenó” (3). A esto debemos sumarle que tal vez comió empanadas.

A partir de ese momento, comenzó a sentirse mal, y ello se prolongó durante todo su viaje. El 22 de septiembre llegó a Navidad en pésimo estado; estuvo dos días en la zona costera pero, a pesar de sus problemas de salud, logró visitar el lugar y recoger una abundante cantidad de fósiles, todos ellos terciarios y extintos.

Las condiciones de salud de Darwin tenían al grupo bastante preocupado, por lo que el 24 de septiembre decidieron volver a Valparaíso, ya que en la zona de Navidad-Rapel no había médico. Llegando a Casablanca, el joven Martens contrató un carruaje para llevarlo lo más pronto posible a la casa de Mr. Corfield, amigo de infancia de Darwin que vivía en Valparaíso, en donde pasaría más de un mes en cama, atendido por el médico del Beagle, Mr. Bynoe. Luego de su recuperación visitaría otras zonas de la provincia de Aconcagua pero, hacia el sector de los Andes.

En su recorrido a lo largo de las provincias de Aconcagua, Santiago y Colchagua, Darwin tuvo la oportunidad de observar y maravillarse con la flora y fauna de la zona central. La visita que el joven naturalista realizó a San Fernando y sus alrededores, fue muy importante para sus trabajos posteriores y siempre recordó los sucesos de este recorrido. Incluso en su “Autobiografía” y ”El diario del Beagle” , nos relata estos acontecimientos con un profundo cariño.

Bibliografía:
- Meehan, John (1971). Con Darwin en Chile. Editorial Francisco de Aguirre, Santiago.
- Bunster, Enrique (1978) “Está servido su mate, Mr. Darwin” en Crónicas Portalianas. Editorial del Pacífico, Chile.
- Darwin, Charles (2008) “Carta a Carolina Darwin, Oct. 13, 1834” en Cartas del Beagle. Editorial Fondo de Cultura Económica, México.

Pedro Humberto Parra Riquelme
Profesor de Historia y Ciencias Sociales
Liceo Industrial A 21
San Fernando
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