- Hola, en que trabajas?
- Soy profe.
- ¿De qué?
- De filosofía.
- Nunca lo entendí, no me gustaba…
Diálogo recurrente en mis casi 20 años de docencia, esa imagen fría y lejana de casi todos los que en alguna vez hemos intercambiado una breve conversación sobre las ocupaciones en la sociedad.
Hoy la filosofía suele ser una actividad intelectual disminuida que se cierne sobre la creencia que es sólo para intelectuales y académicos y que no tiene conexión con el común de los mortales que, tal como si fuera algo oculto o lejano, le hacen la cruz a “discutir” sobre filosofía o simplemente atienden al concepto de filosofía como algo “new age” en academias de pseudofilosofía que atraen ilusos y necesitados de trascendencia a conectarse con su yo a través de palabrería que endulza el oído.
Si nos remitimos netamente al ámbito escolar, la Filosofía como subsector de aprendizaje ha ido perdiendo terreno en la concepción de mentes críticas y generaciones regentes de una sociedad cada vez más abúlica de reflexión en donde la dialéctica ya no determina el quehacer humano como función primordial del sujeto, hoy leer a Platón, a Aristóteles, a Kant o a Zubiri reviste entrar en un mundo lejano y nebuloso en donde el lector requiere, no sólo consumir la lectura, como lo haría con una novela de Rachel Cusk o Isabel Allende sino más bien reconocer la profundidad o el horizonte que el autor hace 25 siglos o contemporáneo nos quiere plantear.
Como decía Salazar Bondy “Aprender a educarse en filosofía no significa recibir simplemente determinados contenidos teóricos, sino, asumir problemas y prepararse para responderlos de un modo original y creador: La mera recepción es menos concebible en filosofía que en otra disciplina teórica, porque, como señalaba Kant, no hay nunca filosofía formada y acabada, y porque, en consecuencia, lo que en ella cuentan es el acto de pensar”.
No dejemos la filosofía en manos de pensadores y académicos, todos somos filósofos, todos podemos llegar a ese mundo fantástico y de constante aprendizaje, filosofía no se hace, se vive desde dentro y hacia afuera- Tú, yo, tu vecino y tu amigo, todos tenemos algo de filosofía en nuestro interior, dejemos que salga no tengamos miedo a ser parte de ella.
Educarse hoy en filosofía es un desafío no sólo para el alumno sino mas bien para los cientos de profesores de Filosofía de nuestro país que día a día entran a las aulas a promover ese cambio, esa actitud que sí cuenta… la actitud de pensar.
Roberto Madariaga Guentecura
Profesor de Filosofía