Por Pablo Lema, Enterprise Architect de Ingenia
Toda mi vida me interesó todo lo relacionado con la ecología y cómo nuestras acciones diarias como individuos, profesionales, empresas o instituciones repercuten en nuestro entorno. Con el paso del tiempo la ciencia y los estudios nos van ofreciendo cada vez más información de cómo impactamos en la Tierra.
Más de una vez, y de forma muy criteriosa, la ONU informó y evidenció pruebas sobre la situación respecto de las emisiones de carbono, un problema creciente y cada vez más preocupante.
Sí, el mundo moderno necesita electricidad, pero precisa cambiar su forma de obtenerla. Debe prescindir de los fósiles y enfocarse en reemplazarlos por energías renovables, tales como geotérmica, eólica y solar; y complementarlo con acciones concretas que disminuyan el consumo de energía.
¿Y qué responsabilidad o capacidad de acción podrían tener los ingenieros, los tecnólogos y las empresas techies?
Es fácil pensar que no hay nada que hacer, pero eso no es verdad. Desde nuestro lugar, con las herramientas que nos aporta nuestra profesión y con la tecnología de nuestro lado, es factible mejorar nuestra relación con el medio ambiente y reducir el impacto del cambio climático.
La piedra fundacional es diseñar arquitecturas sustentables que generen una reducción de la huella de carbono. Utilizar metodologías como IASCode, DevSecOps y Observabilidad sobre entornos cloud permiten, entre otras cosas, disminuir el consumo de energía requerido, dado que los recursos necesarios solo se instancian cuando se necesitan, disminuyendo así el consumo energético global.
Otra acción complementaria sería diseñar aplicaciones contenerizadas y basadas en microservicios, que, a diferencia de las aplicaciones monolíticas, optimizan el consumo. En lo que respecta a infraestructura cloud (una tecnología cada vez más recurrente en la industria) es clave pensar en proveedores con datacenters con energías renovables y enfocados en sustentabilidad. También, utilizar servicios serverless que permiten optimizar tiempo y energía. Por otro lado, en lo que respecta a las infraestructuras OnPremise, es indispensable asegurarse que solo las máquinas y entornos están prendidas solo en los momentos que se requieran y no 24x7.
¿Y en lo que respecta al usuario final, que consume servicios digitales?
En ese caso, las empresas deberían optimizar el consumo, mejorando las apps, y disponibilizando el acceso a los datos más cercanos a los usuarios target. También deberían habilitar los servicios en las zonas de mayor consumo, para optimizar así los saltos de red, ya que cada punto de salto extra en las conexiones es mayor consumo energético.
Estamos atravesando una nueva era de transformación empresarial impulsada por la sostenibilidad, en la que las empresas que tomen el “camino verde” como elemento central de su negocio serán las que verdaderamente avancen. Enfrentar el desafío del cambio climático requiere que, tanto los consumidores como empresas y estados, avancen hacia la descarbonización lo más rápido posible. En paralelo, la tecnología de la nube desempeñará un papel fundamental para acelerar ese progreso.
Y, hablando de nubes, las empresas número 1 del mercado, como son las cloud providers, se comprometieron en el corto plazo a alcanzar las cero emisiones de carbono en sus datacenters. ¿Cómo? Generando su propia energía renovable u obteniéndola de redes sustentables. Además, todas ellas presentan por datacenter el nivel de energías renovables que usan y el nivel de huella de carbono que generan. Así los usuarios pueden decidir utilizar el datacenter más amigable con el ambiente.
Es clave que todos nos sumemos de lleno a este nuevo camino sustentable, siendo embajadores green en nuestra casa, nuestra comunidad, nuestros trabajos. Así lograremos dejarles a las futuras generaciones un lugar hermoso y sano para vivir y disfrutar.