Por Salvador Pizarro Luco.
Historiador y Magister (c) en Desarrollo Rural, Universidad Austral de Chile.
Suele decirse por las y los románticos de la Historia: que esta “no se repite, pero rima” o que la “Historia es cíclica”. Sin embargo, La Historia Rural Contemporánea de la Región de O’Higgins, narrada y transmitida en su formato de oralidad, tiene un origen y temporalidad analítica clara, y a su vez, grandes desafíos historiográficos.
El Sociólogo toquihuano Manuel Canales, en su libro “Sociedad Local” destaca el fenómeno de la fruta, como un hecho histórico:
“Fue cuando apareció la fruta: una marca de fundación que traza un antes y un después irreversible. Antes de aquello una sociedad, luego otra, hasta ahora la presente. Llegó la modernidad productiva, la razón formal, la rentabilidad.”
Del maíz a la fruta
El modelo de desarrollo neoliberal que instaló la junta militar se puso en marcha mediante políticas de comercio exterior e instrumentos de fomento empresarial, con el objetivo de reforzar las ventajas comparativas de Chile con el país del norte, Estados Unidos.
Desde la vuelta a la “democracia” en manos de la Concertación, los gobiernos que han sucedido los 17 años de dictadura, han apuntado en posicionar a Chile como una potencia alimentaria sobre la base de la expansión del extractivismo y la agroindustria. Estas, fundamentalmente orientadas a la exportación de frutas y hortalizas, situándose a medio camino, entre la industria y la agricultura.
¿Cuándo comienza el “boom” de la fruta?
Temporeros agrícolas de Los Rastrojos. Cosecha de manzanas en Codao, 1988.
El mercado del trabajo frutícola comienza en la década 1980, en el contexto del modelo de desarrollo neoliberal. Ya no es el trigo, ni el maíz, ni la maravilla lo que se cultiva por los fértiles valles de la VI Región. Ahora viene la fruta, con sus paisajes ordenados de dulces y robustos frutos, que serán exportados, bajo los más estrictos lineamientos de los TLC.
De acuerdo al Censo Agropecuario del año 2021, La Región de O’Higgins presentó una cantidad de 92,548 ha de frutales, ubicándose en primer lugar a nivel nacional.
Otro dato relevante, es que a nivel nacional ocupó el primer lugar en cantidad de trabajadores agrícolas permanentes con un total 22.845 personas, mientras que, respecto al trabajo temporal, se ubica en segundo lugar con 346.213 personas.
Cosecha de naranjas, temporada verano 2021, El Tambo.
Por un salario. El rol de la mujer en la fruta
En palabras de la Geógrafa Ximena Valdés, el trabajo femenino ha gozado de la invisibilidad de que por lo corriente goza toda actividad protagonizada por mujeres. Así entonces, la Historia oficial, ha traducido esta invisibilidad, ignorando por tanto la participación de las mujeres en las actividades subsistenciales, como el mercado de trabajo.
La presencia de mujeres en el mercado de trabajo agrícola en nuestra región, durante la segunda mitad del siglo XX, se explica debido que, en gran medida sus maridos perdieron el empleo y la tierra, en el periodo denominado “contrarreforma”. Por esta razón se vieron impulsadas a buscar un sitio donde vivir en estos territorios, denominados “villorrios rurales”.
En los 80’ ellas salieron a trabajar en plantaciones de frutales, cosechas de hortalizas, de lavanderas y recolectoras de fruta silvestre.
Durante este último tiempo, se ha escuchado mencionar en los territorios rurales, que las mujeres ahora trabajan. La oferta de empleo para mujeres generadas por la expansión de la fruticultura, orientada al mercado externo, explicarían este hecho.
En efecto, a nivel regional de acuerdo al Censo Agropecuario del año 2021, se habla de 123.620 mujeres que trabajan por temporadas como asalariadas agrícolas, contemplando el total, considerando, el trabajo temporal y permanente.
Temporera de la fruta, embaladora de pera en Pandemia Covid-19. Los Rastrojos temporada 2021
El olvido histórico
¿Cómo solucionar las tensiones que provocó la sociedad agraria neoliberal que nacía con la fruta? Esta es la sociedad ya madura, que deja a la vista las paradojas de su modernización y lo testarudo de pensar: que la “La Historia no se repite, pero rima”.
En palabras de Néstor García Canclini, la sociedad agraria de la VI Región, sería una hibridación cultural, que entra y sale de la modernidad. La adhesión de Chile a la globalización agroalimentaria, ha llevado a la VI Región y sus actores, a ser invisibilizados cultural, histórica y económicamente en las agendas públicas del Estado.
Entre el miedo por el castigo que hubo, y la propia debilidad histórica del proyecto chileno de democratización y tecnificación o modernización clásica, puede escucharse la razón del silencio; ¿qué es ser rural en la Historia Contemporánea y Presente de Chile?