En las cimas de Puquillay, cuatro kilómetros al Sur de Nancagua, sobre un hermoso pedestal de piedra canteada, de 6,50 m. de altura, con una pequeña capillita, se alza majestuosamente la Imagen de la Virgen Inmaculada, mirando dulcemente los Valles de Nancagua.
La estatua fue hecha en Francia, mide tres metros y es de fierro bronceado. La altura de la colina es de 100 metros sobre el nivel del valle. El panorama que se divisa desde el cerro es impresionante: la Cordillera al Este, con sus picachos nevados; al Norte, los majestuosos cerros de Yáquil y Apalta; al pie, como inmensa alfombra cuajada de colores, el valle cruzado por las mansas aguas de los ríos Tinguiririca y Chimbarongo. En el cerro mismo, como centinelas del día y de la noche, mudas rocas y erguidos cactos, vigilan el lugar bendito. Así es el Santuario... Un rústico cerro de trono para la Reina del Cielo, que con los brazos abiertos parece bendecir a todos sus hijos.
1904... Comienzos de un siglo de progreso para una Nación y para un pueblo tranquilo y laborioso, dormido como un sauce a las orillas de un río. Un campanario tañe sus campanas de júbilo al atardecer y los campesinos saludan a María con el Angelus... Un sacerdote piensa en la bendita Madre y en sus hijos espirituales. En el mundo entero se celebra el Cincuentenario de la Proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción. El escondido amor del entonces Cura Párroco Presbítero Don Eufrasio Montero y el Cincuentenario de la Proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción fueron las causas para construir un Santuario a la Santísima Virgen María. En la mañana del 8 de Septiembre de 1904, fiesta de la Natividad de la Virgen, se reunieron el párroco y los fieles para formar una sociedad, con el fin de embellecer el Templo y erigir un Monumento a la Virgen. Se trataba de conseguir $5.000. Gran suma en esos tiempos. Se emitieron acciones de $5, cada una y las compraron 1.020 socios. Mucho fue el entusiasmo... En cuatro meses se pintó la Iglesia y se construyó el techo. Y en el año 1905 llegó la Estatua de la Virgen a Nancagua. Fue traída de la Estación en una carreta, arreglada con banderas, la que tiraban hasta los niños y fue dejada al lado adentro del Templo Parroquial, en el mismo cajón en que había llegado.
A principios del año 1906, en el día de la Epifanía del Señor, se bendijo la primera piedra con gran regocijo en las cimas de Puquillay, en el mismo sitio donde se erigía una Cruz de Madera. He aquí el Acta de Fundación: “ACTA: En la puntilla conocida con el nombre de la Santa Cruz, perteneciente á los cerros de Puquillay, que separan los valles de Nancagua y Chimbarongo, á seis días del mes de Enero del año de gracias de mil novecientos seis, siendo Presidente de la República el Excelentísimo señor don Germán Riesco, Arzobispo de Santiago de Chile el Ilustrísimo y Reverendísimo señor doctor don Mariano Casanova, Intendente de la Provincia el señor don Juan Nepomuceno Ramírez de Arellano, Cura de la Parroquia el señor Pbro. Don Eufrasio Montero, Subdelegado don Juan de Dios Rivera Ojeda, Alcalde de la Comuna el señor don José Domingo Jaramillo, bendijo la primera piedra de este monumento á la Virgen Santísima ofrecido por la Parroquia de Nancagua en conmemoración del 50º aniversario de la promulgación del Dogma de la Inmaculada Concepción, el Pbro. Don Pedro F. Núñez, en presencia de numeroso pueblo y de las siguientes personas que sirvieron de padrinos y para constancia firman: Padrinos: E. Charme, Raúl Edwars, Antonio Huneeus, Juan Valdés O., José Luis Guzmán, Pedro N. Gálvez, J. María Silva V., Horacio Calvo, Alejandro Montes S., Raimundo Valdés Riesco, Severino Pereira, Salvador Barroz, Alejandro Campos, Esteban Morales R., J.S. Baeza, José B. Ugarte, Francisco Polloni, Madrinas: Amelia P. De Charme, Josefina J. De Edwars, Magdalena Valdés de Huneeus, María Riesco de Valdés, Rosalía Cruchaga de Calvo, Antonia S. De Guzmán. Lucinda P. Cotapos de Silva. Ana P. De Calvo, Hortensia Velasco de Montes, M. Teresa Freire de Valdés, Rosa Montes de Pereira, Teresa Beauchef de Barroz, Sara S. De Campos, Micaela Cantín V. De Sanhueza, Ana M.R. de Morales, Pamela Sanhueza, Margarita Madrid, Dolores G. De Polloni.”