Desde Niza (1974) a Estambul (2000): Las nueve olimpiadas del maestro FIDE sanfernandino Carlos Silva Sánchez

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"Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal", La Casa de Asterión, J. L. Borges

Un poco de historia: En 1924 nace la Federación Internacional de Ajedrez FIDE y en 1927 se desarrolla la primera Olimpiada de Ajedrez en Londres, Inglaterra. La última, la Olimpiada 43, acaece en el 2018, en Batumi, República de Georgia. En 1939, jugándose la Octava Olimpiada en Buenos Aires, Argentina, estalló la Segunda Guerra Mundial. Muchos grandes tableros anclaron definitivamente en el país trasandino. Najdorf entre ellos. Hasta 1992 domina la URSS.

Tras su desintegración, Rusia hereda su escuela y reina hasta el 2002. Entre el 2004 y el 2012, Ucrania y Armenia, demuestran que el Ajedrez no es asunto de cantidad de habitantes. Entre el 2014 y el 2018, China y USA trasladan al tablero su particular contienda.

La Armenia de Tigran Petrosian y la hybris griega: Sólo en Armenia puede ocurrir que el Presidente de la Federación de Ajedrez sea además el Presidente de la nación (no al revés). En 1963 Tigran Petrosian se coronó Campeón Mundial de Ajedrez y el Ajedrez se transformó en la obsesión nacional. El nombre Tigran es el más usual y es normal conocer a alguien de nombre Tigran Petrosian: un taxista, un ministro o ¡un ajedrecista notable!. Este país de tan sólo tres millones de habitantes, conquistó el Oro en las Olimpiadas del 2006, 2008 y 2012. La hybris griega (el pecado de la sobrestimación intelectual) ha tomado forma en muchos armenios que simplemente creen ser más inteligentes que el resto planetario. Ajedrez en las escuelas, entrenamiento gratuito para quienes son promesas, sueldo para aquél que alcanza el título de Gran Maestro, etc. explican el milagro armenio en esta disciplina. Pero, por sobre todo, el orgullo nacional.

El Barrio San Martín de Luchito Pérez, la fábrica de prodigios locales: En la década de los 60 y los 70 emergen en San Fernando nuevas villas y poblaciones, como La Centinela y La Magisterio. Cual esporas transportadas por el viento, viajan las enseñanzas de Luchito Pérez arraigadas en las mentes de sus pequeños alumnos. Los chicos practican en bancas ocasionales a orillas de las calles o en el suelo mismo, con tableros cuyas piezas precarias, a veces faltantes, son reemplazadas por fichas similares.

San Fernando (aún hoy y no se vislumbra para el futuro), carece de Casa del Ajedrez como en Armenia (un edificio de cuatro pisos), en sus plazas no existen tableros gigantes. Pero en la épica de nuestros niños, quienes saben hurgar en la historia, sabrán apreciar que nuestra ciudad tuvo su Armenia y su Tigran Petrosian.

Asterión y Ajedrez, dos monstruos con alma humana: La Casa de Asterión el Minotauro, hijo de la Reina Pasífae, tiene catorce entradas (el adjetivo numeral en su boca equivale a infinito). Asterión cada nueve años libera de todo mal nueve hombres. Estos hechos y las cavilaciones de Asterión vertebran el relato de Borges. El Ajedrez, hijo de la inteligencia humana, tiene tantas posibilidades que ni siquiera las modernas computadoras de hoy son capaces de cubrir (el alucinante número de Shannon arroja un 1 seguido de 123 ceros). Ante la posibilidad del Ajedrez perfecto tempranamente sucumbe su creadora. El advenimiento de la computación cuántica plantea la interrogante si existe el Ajedrez perfecto. De capitalizar la ventaja de la partida, las blancas siempre deberían ganar. Si las negras tienen alguna capacidad de respuesta, entonces siempre las tablas se impondrían. Una tercera posibilidad no es descartable. No realizar el primer movimiento para las negras podría ser una ventaja, un Zugzwang. En este caso, las negras inexorablemente siempre vencerán. Este es el pobre escenario que se avizora para el Ajedrez entre máquinas. En contraste a la humanidad de las personas, las cuales despliegan visión, intuición, psicología, etc., el Ajedrez entre súper computadoras, ofrece un futuro frío y carente de imaginación.

Al igual que Asterión, el monstruo que no es humano pero que anhela serlo y voluntariamente sucumbe ante Teseo, el alma del Ajedrez es la humanidad de los contendores.

Carlos Silva, tras la jugada imposible: Silva se autodefine como un jugador de más imaginación que buena memoria. Cuando estuvo en el top nacional, los diarios siempre publicaron sus partidas. Jamás jugó a las mínimas ventajas. En sus palabras, sus partidas eran espectaculares y de grandes combinaciones. Además de ser cinco veces Campeón Nacional (1969,1971, 1974,1975 y 1976), el Maestro participó en nueve Olimpiadas: Niza (1974), Haifa (1976), Buenos Aires (1978), La Valleta (1980), Salónica (1984), Dubai (1986), Moscú (1994), Elista (1998) y Estambul (2000).

Epílogo:
El lector atento habrá observado en el relato que los números nueve y catorce vertebran la biografía ajedrecística del Maestro Silva. El ciudadano sanfernandino debe interpretar el nueve de forma gestacional (las ideas para el Ajedrez local ya han sido incubadas), y el número catorce deberá interpretarse de forma atemporal (las acciones que siguen a estas ideas deben repetirse por siempre).

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