Hacer familia ha cambiado en nuestro país. A mediados del 2021, y según cifras del Registro Civil e Identificación, ambas instituciones -matrimonio y divorcio- habían decrecido, respectivamente, un 72,1% y un 71% con respecto al trimestre de abril y junio del año pasado. Estas cifras nos presentan un panorama interesante respecto al cambio socio-cultural que vive todo aquello que implica 'hacer familia' en Chile, pero también nos hace preguntarnos, ¿por qué existiendo cada vez más libertad en la opción matrimonial, y también la de terminar por divorcio, todavía predominan personas que deciden mantener la separación de hecho?
A casi 20 años desde el nacimiento de la institución del divorcio en Chile, todavía existen ciertas dudas o complicaciones sociales en cuanto a su aplicación, o al menos cierta intención de evitarlo, incluso cuando sólo el año 2019 ingresaron 61.425 causas judiciales para obtenerlo. Los abogados que tramitamos causas civiles y de familia, normalmente nos encontramos con personas que mantienen un vínculo matrimonial frente a la ley, pero que terminaron su vida afectiva y de proyectos comunes hace tiempo, a veces incluso décadas, pero nunca han tomado la decisión de formalizar el término.
Estas personas que viven en esta zona gris pueden no tener conocimiento respecto a las consecuencias jurídicas que tiene su decisión cuando se adquiere algún bien por una de las personas involucradas, o incluso al momento de muerte de una de ellas. A fin de cuentas, un matrimonio sólo puede terminar si se hace valer alguna de sus causales de término, y, para todos los efectos de la ley, quienes no lo han hecho, continúan estando casados.
Es la anterior una de las razones por las que el mismo legislador se ha encargado de los casos en que, anteriormente, una de las partes quedaba impedida de solicitar el término si la otra se oponía. Hoy, a través de la figura del divorcio unilateral, sólo es necesario que uno de los cónyuges manifieste su intención de finalizar el enlace matrimonial.
Las ventajas de formalizar la disolución del vínculo conyugal son aspectos a considerar si éste, en la práctica, ya ha terminado; y es ventajoso realizarlo antes de que se acerque una situación que podría generar problemas por la existencia de esta unión. Así, vale la pena preguntarnos y reflexionar, estando separados, ¿por qué no nos divorciamos?