Esta época de fiestas es particularmente distinta para los niños, niñas y adolescentes que deben celebrarla con padres separados. Y esta no es una realidad poco común en nuestro país, según el trabajo de Claudio Ramos llamada "La familia en la investigación social en Chile" del año 1998, el porcentaje de familias que no calzaba con el tipo biparental estable (1° unión) y legal, era del 50%, y concluía -en base a documentos y estudios estadísticos- que más del 60% de los hogares monoparentales se encontraba a cargo de mujeres solas con sus hijos.
El año 2012, según información del Registro Civil, un 69,7% de los nacimientos sucedía fuera de la institución matrimonial. No obstante, aunque contemos con una historia cultural marcada por estas cifras, recién el año 2013 entró en vigencia la Ley N° 20.680 que "introduce modificaciones al Código Civil y a otros cuerpos legales, con el objeto de proteger la integridad del menor en caso de que sus padres vivan separados", y aunque tuvo la intención de mejorar la situación, todavía no logra enfrentar la realidad de que no sólo hay cada vez más NNA nacidos fuera de la institución civil, sino que muchas veces no existe intención en los progenitores de formar un proyecto en común.
Por otro lado, siguiendo con cifras concretas, el año pasado el poder legislativo consideró que la posibilidad de retiro del 10% de las previsiones de AFP debía incluir la retención por deuda de pensión alimenticia, ya que -según cifras entregadas por el Senado en su oportunidad- el 84% de las pensiones se encuentran impagas en nuestro país.
Tampoco es sorpresa la afirmación que realizó en una entrevista para La Tercera el abogado Gabriel Muñoz de la Corporación de Asistencia Judicial al indicar que "en 9 de cada 10 causas son demandantes de alimentos las mujeres, son muy pocas las veces en las que el hombre la solicita", lo que la mayoría de los abogados que nos hemos dedicado a familia podemos -lamentablemente- compartir.
Frente a tan alto nivel de irresponsabilidad paternal, la nueva Ley que crea el Registro Nacional de Deudores promete acabar con aquella impunidad para con los niños, niñas y adolescentes, pero, tal y como muchas veces he sostenido, creo firmemente que la fuente se encuentra en un elemento cultural y social que no podemos dejar de lado.
En esta época navideña, todos estos datos toman relevancia, pues aumentan las discusiones de padres separados para distribuir el tiempo que pasarán con sus hijos e hijas en estas fechas, incluso hay veces en que se intentan imputar los regalos de navidad a las deudas de pensiones alimenticias -que les adelanto, no corresponde-, entre otras situaciones.
Este es un tiempo ideal para reflexionar y generar cambios, quizás para considerar regular los tiempos compartidos y conversar con los niños o niñas e integrar sus propios intereses en este arreglo. Conversar y organizar la familia propia luego de conocer la realidad del país, nos puede hacer más conscientes acerca de obstáculos y problemas de la dinámica familiar, y ayudarnos a encontrar medidas para mejorar en la crianza y cuidado, que es, indudablemente y por sobre cualquier contexto sociocultural, un trabajo de todas y todos.
Ignacia Vergara Caroca
Abogada
Pontificia Universidad Católica de Chile
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