La joven Antonia Barra fue violada a mediados de septiembre pasado y casi un mes después las secuelas psicológicas motivaron su suicidio. Sintió que su vida ya no tenía sentido vivirla. Pidió que le creyeran, que la ayudaran. Este miércoles, la Justicia patriarcal acreditó la violación y dispuso arresto domiciliario para el depredador Martín Pradenas, pero no prisión preventiva, y el caso ha vuelto a estremecer a Chile.
El jueves, el colectivo feminista Las Tesis, conocidas a escala mundial por la coreografía "un violador en tú camino", realizó un llamado a reproducir la canción "dedicada a Martín Pradenas y a todos los violadores impunes y la justicia patriarcal que representan".
Antonia Barra, que tenía 21 años, despertó en una cabaña en Pucón, ciudad del sur de Chile, con Martín Pradenas encima de ella. Después de gritarle que se quitara, la joven se vistió y se fue.
Clamó por ayuda, que le creyeran, pero esta sociedad sorda, que naturaliza la violencia de género, que esgrimen argumentos del tipo "pero estaba borracha", como si eso fuera una especie de consentimiento. NO ES NO. SIN CONSENTIMIENTO ES VIOLACIÓN.
Por cierto, escribo esta nota desde un lugar de privilegio, ese que tengo por el solo hecho de haber nacido hombre, de crecer viendo a mis hermanas estudiando, al igual que yo, pero antes o después del colegio, tenían que hacerse cargo de las labores domésticas y reproductivas. En mi caso, mi privilegio, era solo estudiar, sin ninguna otra responsabilidad. Hoy entiendo que eso es violencia de género.
Al escuchar la audiencia de formalización del Martín Pradenas y los argumentos abiertamente misóginos de su abogado defensor, que normalizaba la violencia de género desde mi situación de privilegio entiendo que eso también es violencia de género. Prácticamente naturalizaba las dinámicas de la violencia.
Casi todas las intervenciones fueron en esa tónica, la de los hombres por supuesto. Naturalizando y poco menos que culpando a la víctima. Esto no puede ser aceptable. La justicia patriarcal ya había establecido un precedente, al prohibir a la familia de Antonia y su entorno, de difundir denuncias por las RRSS.
La justicia no puede desentenderse del contexto patriarcal de nuestra sociedad, que a nosotros los hombres, desde pequeños, nos socializan naturalizando y estableciendo la violencia de género como una especie de "orden natural".
Necesitamos, como en todo, que la justicia incorpore el enfoque de género en sus análisis, porque la violencia de género no es en abstracto, es consecuencia de la producción y reproducción patriarcal
Durante la pandemia y el confinamiento consecuencia de esto, las denuncias por violencia de género se han multiplicado por cuatro. Nuestra sociedad está enferma de machismo, situación de la cuál no escapo. No pretendo pontificar desde un lugar feminista, porque no sé si un hombre pueda declararse así. Sigo siendo un hombre con muchos rasgos machistas. Más allá de esto, la lucha feminista me ha permitido entender situaciones que antes no cuestionaba.
Imposible para las y los sanfernandinos no evocar el caso de Gabriela Marín, víctima de una brutal violación, pero también víctima de una justicia y sociedad sorda, que encarcela a quien salta un torniquete del metro, pero deja en su casa a Martín Pradenas, con denuncias al menos, de 5 casos de connotación sexual, incluyendo la violación de Antonia.
El estado es un macho violador, porque normaliza y naturaliza la violencia de género.-
Alejandro Herrera