La innovación en los procesos de formación y el rol activo de los estudiantes son algunas de las propuestas para afrontar el cambio de paradigma en la Educación durante los próximos años.
La Educación ha sido una de las principales demandas de las movilizaciones que comenzaron el 18 de octubre de 2019 y también ha sido reconocida como parte de la solución. Temas como la calidad, la accesibilidad, la inclusión y el fin de la segregación son algunos de los desafíos que la comunidad educativa debe enfrentar en miras también a una nueva década.
En el aula de clases, por ejemplo se propone que los docentes puedan tener la capacidad de despertar el interés de los estudiantes por recoger los conocimientos, propios y adquiridos, y sus expectativas para incorporarlas a la formación. “Lo crucial es que el estudiante aprenda de una forma diferente a lo que usualmente está acostumbrado; el aprendizaje basado en proyectos o en problemas son metodologías que se tienen que ir incorporando sí o sí, así como también las tecnologías de la información que permitan que al estudiante los conocimientos le hagan sentido y lo transformen en constructor de su propia formación”, explica Marcelo Arriagada, jefe de la Consultora Ziemax.
En esta línea, el profesional señala que los nuevos desafíos pasan por tres ejes: El primero, “desestructurar los formatos habituales de enseñanza/aprendizaje que tiene mucho que ver la apropiación de contenidos y llevarlos hacia una vereda distinta que tiene relación con el aprendizaje para la comunidad con un fin más allá del conocimiento en sí, que sea transformado en aprendizaje útil para la comunidad, que aporte, porque es la única forma de que cobre sentido”.
En segundo lugar Marcelo Arriagada enfatiza en la importancia de insertar las habilidades del siglo XXI, que están siendo trabajadas por la Unesco, “incorporarlas en el diseño curricular por un lado, y por otro, trabajar en que los procesos formativos de los estudiantes puedan generar sujetos competentes para actuar con el entorno social”.
Y finalmente, destaca que se debe deconstruir el rol del estudiante, para que comience a aprender desde un formato activo y no como uno que sólo recibe información. “Las habilidades del pensamiento no le pertenecen a ninguna disciplina en particular, son transversales y el rol de cada docente es ejecutarlas en la sala de clases cediendo el protagonismo a estudiante para que vaya desarrollando aquellas habilidades de pensamiento que le permita ser un sujeto competente para el entorno social”, puntualiza.
El resultado de estos ejes de trabajo, entonces, son los desafíos fundamentales para lograr una educación más integrativa y de calidad, y lo que permitirá finalmente tener estudiantes activos y con las capacidad de establecer una mirada propia frente a los procesos sociales que estamos viviendo.
Para lograr estos importantes desafíos es necesario sin dudas la labor de los docentes, para Marcelo Arriagada “desde el nivel de formación inicial docente se ha instruido a los profesores para replicar lo que se ha venido haciendo durante mucho tiempo, de forma que creemos que hay una brecha importante en la manera de concebir el proceso educativo y eso se resuelve solamente con formación continua”, destaca. Para esto, indica que la propuesta de Ziemax es aportar al estudiante con insumos para poder estructurar su manera de pensar y por otro lado implementar herramientas para que el docente pueda ser el mediador que ayude al estudiante, lo que finalmente se transfiere a todas las áreas del conocimiento.
Marcelo Arriagada
Jefe de Consultora Ziemax